La palabra éxtasis admite varios usos…
Por un lado es el término que más empleamos en el lenguaje
corriente para dar cuenta del estado de ánimo que nos domina y que se destaca
especialmente por un fortísimo sentimiento de alegría, felicidad, admiración y
fascinación intensa por algo o alguien
que hace desaparecer cualquier otro sentimiento. Ejemplo: caer en éxtasis ante
un cuadro.
También, en el ámbito de la religión la palabra éxtasis
guarda una especial referencia, ya que para la religión católica, el éxtasis
supone un estado de fusión completa con el alma de Dios que se destaca
particularmente por la interrupción de las funciones del cuerpo.
Estado del alma, que se siente transportada fuera del mundo
sensible. Ejemplo: los éxtasis de San Juan de la Cruz, de Santa Teresa.
Estado del alma caracterizado interiormente por cierta unión
mística con Dios y por un sentimiento de felicidad, de gozo inefable y
exteriormente por una inmovilidad casi completa y por una suspensión más o
menos completa del uso de los sentidos.
Estado del alma
enteramente embargada por un intenso sentimiento de admiración, alegría, etc.
Estado mental pasajero en el cual el enfermo se crea un
mundo feliz completamente ajeno al que lo rodea.
Y por otra parte, el éxtasis también es una de las drogas
más populares de los últimos tiempos que se caracteriza por provocarle a quien
la consume alucinaciones de todo tipo.
También denominada como MDMA, Cristal y M, el éxtasis está
clasificada como una sustancia psicoactiva que dispone de altísimas propiedades
estimulantes y se distingue por su sabor amargo.
Entre los efectos que provoca esta droga revisten particular
importancia los mencionados alucinatorios y también los efectos entactógenos
que consisten en una inusitada apertura emocional y empatía afectiva para con
el entorno inmediato que rodea al adicto en el momento de padecimiento de los
efectos típicos.
Los efectos temporales que la ingesta de éxtasis provoca son
variados, destacándose los siguientes: estado de euforia, dilatación de las
pupilas, falta de control en los músculos del ojo, ausencia de sensibilidad,
aumento del sentimiento de amistad y empatía para con los demás, hipertensión,
entre otros.
A comienzos del siglo
pasado, en el año 1912, los científicos Jacobsohn y Mannish, sintetizaron de
manera accidental el éxtasis por primera vez, en tanto, para el año 1976 ya se
tenía en claro los serios efectos que acarreaba. Por tal situación, en el año
1985, se prohibió el consumo de éxtasis en los Estados Unidos y al tiempo, la
Organización Mundial de la Salud, la incluyó en la lista de psicotrópicos
carentes de uso terapéutico.
Las maneras más comunes de consumirla son a través de
pastillas, en forma de cristales y de polvo de cristal.
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