Extrañeza es una emoción que se genera en nosotros cuando
hay algo que nos resulta fuera de lo habitual, que no es lo acostumbrado o que
nos causa asombro o sorpresa.
Hay situaciones o comportamientos de otras personas que nos
pueden causar esta emoción, esta sensación. Pero también puede aparecer dentro
de nosotros.
En ocasiones, podemos sentirnos extraños a nivel físico;
cuando ocurre esto se puede deber a varias razones entre las que se encuentra
la posibilidad de estar en proceso de incubación de una enfermedad. Es
importante atender a estas sensaciones e ir al médico si fuese necesario.
Por otro lado, la sensación de extrañeza podemos sentirla a
nivel emocional; cuando ocurre esto debemos actuar de forma similar que cuando
es a nivel físico. Busquemos que cosas de nuestro entorno, de la situación o de
las personas que nos rodean han podido modificarse e intentemos identificar qué
efecto está causando en nosotros.
Es importante entrenar la conciencia emocional y percibir
nuestros cambios y el origen de ellos para poder actuar en consecuencia y no
dejarnos dominar por las emociones y poderlas expresar de forma canalizada.
¿Cuáles son los síntomas de la extrañeza?
Sentimos que algo es
diferente en nosotros o en el ambiente.
Hay sentires difusos, sensaciones que parecen niebla
emocional porque solo indican cierto grado de desorientación o de
incomodidad. Precisamente cuando decimos que nos sentimos raros o extraños
nos estamos haciendo referencia a esto. ¿Quién no se ha sentido extraño,
raro, alguna vez? Hablemos de qué es sentirse raro y cómo podemos
afrontarlo.
En esta modalidad la extrañeza se define por una cierta indefinición emocional, difusa, así como el hecho de ir acompañada de una valoración negativa por parte de quien lo experimenta. Pero ambas características son engañosas puesto que encierran otras que inicialmente no se dejan ver. habitualmente el malestar asociado suele tener que ver con un dolor que o no queremos ver, o es el sumatorio de pequeños dolores que coinciden en el mismo tiempo.
En esta modalidad la extrañeza se define por una cierta indefinición emocional, difusa, así como el hecho de ir acompañada de una valoración negativa por parte de quien lo experimenta. Pero ambas características son engañosas puesto que encierran otras que inicialmente no se dejan ver. habitualmente el malestar asociado suele tener que ver con un dolor que o no queremos ver, o es el sumatorio de pequeños dolores que coinciden en el mismo tiempo.
Niebla emocional
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El origen de ese sentimiento a veces tiene que ver con una
situación, como entrar a un lugar nuevo y que todos te miren. Otras veces es
más interno y tiene que ver con cambios personales. Por último hay ocasiones en
el que el punto de partida es mixto, como las derivadas de la combinación de
una enfermedad, por ejemplo, con el proceso personal de aceptarla. Nos podemos
sentir extraños con personas que consideramos cercanas pero con las que
descubrimos que hemos perdido la conexión, o nos encontramos raros realizando
tareas que de alguna forma nos hemos visto forzados a hacer. Son muchas las
ocasiones en las que nos vemos raros.
Si profundizamos un poco podremos llegar a que la extrañeza
nos lleva a otros sentimientos o emociones que se esconden tras la aparente
neutralidad emocional de la tibieza del sentirse raro, de algo tan disculpable
como no tener un buen día.
Tendemos a pensar estáticamente como si la realidad no cambiara, cuando
precisamente sucede todo lo contrario. Es normal que en ocasiones sintamos
nítidamente esos procesos de cambio y que éstos nos originen esa sensación de
extrañeza. Observemos pues qué ha cambiado en nosotros, en nuestra vida, en
nuestras emociones durante los últimas horas o días.
Aquello que no comprendemos nos origina un cierto vértigo, un miedo generado porque nos sentimos vulnerables ante la amenaza con la que percibimos lo desconocido. En este caso la extrañeza viste más de perplejidad, de frustración ante la imposibilidad de entender o de dar una explicación a lo que sucede. así pues la recomendación es la de pensar si hay algo de todo esto en los sucesos cotidianos recientes.
Aquello que no comprendemos nos origina un cierto vértigo, un miedo generado porque nos sentimos vulnerables ante la amenaza con la que percibimos lo desconocido. En este caso la extrañeza viste más de perplejidad, de frustración ante la imposibilidad de entender o de dar una explicación a lo que sucede. así pues la recomendación es la de pensar si hay algo de todo esto en los sucesos cotidianos recientes.
Sentirse raro es también una respuesta, una reacción ante el
entorno en el que nos movemos y en el que nuestra identidad, nuestras ideas,
nuestros gustos entran en contacto y en relación con los de los demás. Así
podemos encontrarnos con una segunda modalidad de extrañeza que tiene que ver
con la evidencia de diferencia. En este caso no suele generar malestar salvo
por problemas derivados de la falta de adaptación, pero se trata de algo mucho
más contextual que en el primer caso.
Hay que entender también que acostumbramos a desenvolvernos
en lo que entendemos por normalidad, lo que se hace, lo que se considera
correcto porque todos lo hacen. En realidad la normalidad es un concepto
estadístico al que concedemos rango de indicador hasta el punto de incomodarnos
cuando nos encontramos fuera de los límites artificiales de la hipótesis de normalidad.
Hay personas que buscan ser raras, que se deleitan en la extravagancia por el
beneficio de sentirse diferentes al resto, hasta el punto de buscar
permanentemente sentirse así. Es evidente que sentirse diferente es un derecho
y que, de hecho, puede ser positivo. Pero es importante ser honesto con nuestro
ejercicio de la diferencia puesto que marcar
ciertos límites no es más que una señal que informa de nuestra posición
en un mapa y no debemos confundirla con el norte de la brújula.
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