Se entiende por intolerancia a la acción de no tolerar o
soportar a las expresiones que se oponen a determinado tipo de valores o
ideologías y que por tanto se vuelven contrapuestas a las propias. Muchas veces
la intolerancia se relaciona con el miedo y con el temor a lo desconocido,
convirtiéndose todos en sentimientos negativos no sólo en individuos sino
también en conjuntos sociales enteros.
Hay diversos e innumerables métodos de intolerancia, siendo
muchos de ellos muy controversiales y difíciles de resolver. En este sentido,
las sociedades modernas presentan intolerancias contra determinados grupos
socio-económicos, intolerancia hacia pensamientos religiosos o culturales,
hacia el rol de la mujer en ciertos ámbitos, hacia diferentes tipos de
elecciones sexuales, hacia individuos que presentan algún tipo de discapacidad
o enfermedad.
En muchos casos, sólo un trabajo comprometido y permanente
es aquel que puede lograr transformar esa energía negativa en favor de la
sociedad y del sujeto. Por lo general, los actos de intolerancia y desprecio
hacia las formas diferentes a uno tienen gran arraigue en quienes los llevan
adelante, y ahí es donde reside la complicación para eliminarlos una vez que
aparecen.
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