La melancolía puede ser descrita como un estado de ánimo a
partir del cual la persona suele sentir tristeza de manera permanente por sobre
otras emociones positivas claro está.
La persona que está invadida por la melancolía no puede
disfrutar de las cosas de la vida ni tampoco se siente a gusto con ella y con
todo aquello que le va sucediendo.
Si bien en algunos casos la melancolía es entendida como un
estado de ánimo de alteración (es decir, de no normalidad), puede ser también
una sensación que se presenta en diferentes momentos y situaciones sin volverse
un fenómeno permanente, en cuyo caso estaríamos más próximos a hablar de
depresión.
La melancolía es una de las características del ser humano
entendido como ser que siente y que vive sus experiencias cotidianas a través
de la emoción. La palabra melancolía proviene del griego 'melancholia',
significando este término tristeza o abatimiento.
Así, el estado de melancolía se representa en el individuo a
través de cierta pesadumbre, tristeza, falta de energía, aburrimiento, angustia
y también de fenómenos físicos como el llanto, dolores específicos, sensación
de incomodidad, etc.
En términos orgánicos, se cree que la melancolía puede ser
causada por el exceso de bilis, la sustancia que se produce en el hígado y que
tiene que ver con la digestión.
Esta creencia se remonta a la Antigua Grecia en donde la
bilis negra era considerada como uno de los líquidos fundamentales del
organismo humano y se creía además que estaba asociada a la tierra. En tanto,
cuando había una predominación de la misma en el organismo era capaz de generar
un estado de nostalgia y de tristeza que volvía a la persona que lo padecía
retraída e introvertida.
La melancolía es muchas veces asociada con determinadas
actividades, principalmente con personajes sociales como los artistas, quizás
los que están más en contacto con sus emociones y sensaciones a la hora de
realizar sus trabajos. Se considera que muchos de los grandes artistas de la
Humanidad han logrado sus mejores producciones bajo el efecto de estados
anímicos tales como la melancolía, la tristeza, la desesperación o la ira.
Normalmente, la melancolía forma parte de los diferentes
estados de ánimo por los que pasa el ser humano a lo largo de su vida
cotidiana. Sin embargo, en muchos casos, la presencia continua de melancolía,
en niveles importantes, puede señalar el desarrollo de estados psicológicos
conocidos como depresión, bipolaridad y otras alteraciones de la calidad de
vida mental de la persona que sin duda perjudican su buen desempeño y
desarrollo.
Afortunadamente, los avances que ha habido en el campo de
los padecimientos mentales ha generado que hoy sea ciertamente posible tratar
la melancolía y por supuesto con ello mejorar la calidad de vida de las
personas que estén padeciéndola.
Los profesionales como psicólogos y psiquiatras la
consideran una enfermedad que dependiendo del caso en cuestión puede tratarse
con terapia, con medicación, o con una combinación de ambas.
A través de la terapia, el profesional y su paciente podrán
bucear acerca de las causas internas, los factores que desencadenaron la
melancolía. La muerte de un familiar, una separación sentimental, el fracaso en
algún proyecto pueden ser los desencadenantes del estado melancólico.
Y por su parte, los medicamentos lo que realizan es
controlar y atenuar los síntomas físicos que normalmente genera este
padecimiento, tales como dolor de cabeza, malestar estomacal, nauseas, entre
otros.
Existe una coincidencia entre los especialistas al respecto
que la melancolía se convierte en patológica cuando comienza a alterar el
pensamiento de la persona y también dificulta su desempeño en el plano social.
Será normal que una persona sienta melancolía al repasar
recuerdos con familiares que ya no están físicamente, sin embargo no lo será
cuando esa melancolía se vuelve repetitiva y genere que la persona se recluya y
abandone sus contactos sociales. Este estado de cosas merece una consulta
médica y tratamiento.
No tratarla a tiempo puede devenir en una depresión grave.
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