martes, 10 de enero de 2017

IRA

El concepto de ira hace referencia a aquellos sentimientos de violencia, enojo, angustia e indignación generados en torno a situaciones o personas específicas. La ira es para muchos psicólogos y profesionales un sentimiento de descontrol anímico que puede resultar muchas veces en diferentes tipos de violencia, especialmente si no está bien canalizada. Conocida como uno de los siete pecados capitales, la ira es sin dudas un instinto que, dependiendo de los casos particulares, puede acercar al ser humano al estado casi animal en el cual el uso de la razón queda bloqueado por los sentimientos irracionales.
La ira es claramente uno de los sentimientos más complejos del ser humano, aunque pueda ser relacionado con instintos casi animales. Siendo esto verdad, la ira puede convertirse en un verdadero problema si no es propiamente canalizada o neutralizada, generando en el individuo diferentes tipos de manifestaciones. Estas manifestaciones pueden ser físicas y pasajeras (como ruborización, acaloramiento, presión alta, palpitaciones hasta violencia), pero también pueden dejar un rastro psíquico a través de la angustia, la ansiedad, la insatisfacción, el enojo y un constante estado de ánimo negativo.
Para la psicología freudiana, la ira es el producto de una falta de amor o de cariño. Además, Freud planteó también en sus escritos la posibilidad de que exista cierta predisposición genética para que un individuo tenga tendencias a sentir diferentes grados de ira ante determinadas situaciones. En este sentido, la psicología siempre sostiene la peligrosidad de que existan sentimientos de ira en una persona y que estos no sean adecuadamente utilizados, generando así situaciones de riesgo para terceros y para uno mismo. Se cree que la ira entendida como un valor de supervivencia puede transformarse en un elemento positivo si es responsable de llevar al individuo hacia una búsqueda de soluciones y posibles factores de ayuda.
La ira ha desde siempre llamado la atención del ser humano y esta condición ha sido el sujeto de diferentes obras literarias y exploraciones analíticas a lo largo de la historia de la Humanidad. Este interés puede deberse a que los sentimientos de ira son generalmente indomables e inmensurables, poniendo en juego nuestra naturaleza animal y salvaje ante aquello que nos diferencia de las bestias.

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