Se produce una incongruencia cuando se presenta algo
contradictorio en algún sentido. La incongruencia se puede referir al lenguaje,
a los hechos o a las cosas. En nuestro idioma utilizamos términos sinónimos,
como incoherencia, inconsecuencia o absurdo. Por lo tanto, lógica y congruencia
serían palabras antónimas.
Cuando hablamos debemos cumplir con algunas reglas lógicas
básicas. Si nuestras palabras no respetan los principios lógicos se produce una
incongruencia. En este sentido, el principio de no contradicción es un criterio
de congruencia, pues no podemos decir que algo es una cosa y al mismo tiempo no
lo es (Juan es alto pero bajo no cumple dicho principio). El principio de
identidad es otro criterio fundamental, ya que una cosa es necesariamente igual
a sí misma. Estos dos principios son claros ejemplos de leyes del pensamiento
que afectan al lenguaje. El hecho de no respetarlos implica una evidente
incongruencia.
Algunas figuras retóricas tienen una cierta incongruencia,
pero no se trata de una contradicción estricta sino que es un juego del
lenguaje. Por ejemplo, la paradoja que expresamos al hablar de una música
silenciosa, el célebre verso de Santa Teresa "Vivo sin vivir en mí" o
la descripción de alguien como un pobre rico. El teatro del absurdo y el arte
surrealista tienen igualmente un claro sentido ilógico e incongruente pero esto
no significa que carezcan de sentido.
En ocasiones afirmamos cosas que contradicen nuestras
acciones. Si digo que soy una persona generosa pero no ayudo a los demás, estoy
diciendo una incongruencia, pues lo que digo y lo que hago no coinciden.
La incongruencia no es necesariamente una mentira, ya que
alguien puede creer honestamente que dice la verdad aunque sus palabras no sean
ciertas. La no correspondencia entre las palabras que decimos y nuestra
conducta es la expresión de una contradicción interna.
Si alguien quiere lograr un objetivo pero no actúa en
consecuencia nos encontramos con otra contradicción. Así, si digo que quiero
mejorar mi inglés pero no estudio más estoy siendo incongruente.
El mundo de los sueños no cumple con las reglas del sentido
común. Cuando soñamos tenemos vivencias que pueden ser absolutamente
incongruentes. Puedo soñar que estoy volando por encima del Sol o que un dragón
sale de mi boca. En el mundo onírico la idea de incongruencia tiene un sentido
muy diferente al mundo real.
Algunos fenómenos paranormales tienen una dimensión
incongruente, ya que no se ajustan al sentido común y van más allá de la lógica
y la racionalidad.
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