jueves, 26 de enero de 2017

FASTIDIO

Existen circunstancias de vida que son muy agradables pero también hay otras que son realmente incómodas. En la rutina cotidiana pueden producirse situaciones que sin tener un gran trasfondo negativo sí son motivo de disgusto personal. Estas situaciones que producen un disgusto leve son motivo de fastidio. Por ejemplo, un amigo siente fastidio cuando aquel con quien había organizado un plan concreto lo anula en el último momento y entonces, siente que sus ilusiones se rompen de golpe.
Una persona también experimenta fastidio cuando su jefe le asigna tareas extra de forma imprevista y debe hacer horas de más en la oficina para poder llegar a todo.
Experimentamos fastidio siempre que algo rompe con nuestras expectativas a nuestro pesar y no podemos hacer nada al respecto, nada más que aceptar la situación tal y como es. Es un fastidio que el vecino ponga la radio a altas horas de la madrugada mientras esa falta de consideración con el vecindario perjudica el sueño de los demás.
Una molestia concreta
Es un fastigio realizar un proyecto y una vez que lo tienes muy avanzado debes invertir nuevamente mucho tiempo para hacer cambios y modificaciones ya que hay muchos errores por corregir. El fastidio se produce por el acontecimiento concreto y también, por las consecuencias que este ha tenido en tu rutina inmediata y en tu ánimo. Un disgusto produce desagrado ya que nos gustaría que las cosas se hubiesen dado de otro omdo.
Otro motivo de disgusto habitual es quedar con un amigo y que este llegue con un cuarto de hora de retraso a la cita y ni siquiera avise con antelación. El fastidio muestra las dificultades propias de la convivencia social, cuando las expectativas distintas, la situación personal diferente de cada uno y el modo de ser de cada persona hacen que no siempre sea fácil cuadrar como las agujas de un reloj las ilusiones comunes para evitar que se produzcan disgustos de última hora.
Tolerancia a la frustración
De hecho, mientras que para un niño cualquier cosa que rompa sus expectativas puede ser motivo de rabieta (fastidio) por el contrario, en la etapa adulta aprendemos a gestionar mejor estos imprevistos.
Una crítica negativa, un encuentro casual con una persona que no te cae bien, una noticia negativa pueden ser también motivo de fastidio.


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