jueves, 26 de enero de 2017

FORTALEZA


La definición popular que se le da a la fortaleza  no está realmente bien enfocada, porque ser fuerte emocionalmente no tiene nada que ver con no llorar o no sufrir una crisis, sino más bien con el hecho de saber sobreponerse a las situaciones y avanzar hacia el futuro aprendiendo de lo que te va ocurriendo.
Una persona que tiene fortaleza es capaz de adaptarse más rápidamente a los cambios que llegan a su vida. Así, aunque no le gusten o le resulten complejos, hace todo lo posible para que la situación sea más llevadera.
Cuando alguien no piensa como tú, o no actúa como tú y llega a decepcionarte, eres capaz de sobreponerte y conseguir que la situación no llegue a afectarte realmente. Alguien que no es fuerte puede llegar a desplomarse por este hecho.
Cuando te ocurren cosas en la vida con las que no puedes luchar, sino que simplemente hay que aceptar y mirar hacia adelante, las personas fuertes aprenden de ellas para evitar que vuelvan a ocurrir en el futuro.
Una persona con fortaleza  es aquella que puede recuperarse de un fracaso de una forma más rápida que una persona que no lo es. Y tú, ¿crees que te recuperas fácilmente de las cosas que te salen mal en la vida?
Cuando te ocurre algo que te sorprende, que te desanima o que no te gusta, no ves las cosas únicamente en el corto plazo. Sueles mantener una postura centrada en los efectos futuros, mucho más allá de la molestia.
Ser fuerte  es una cuestión de actitud. Si no lo eres, puedes llegar a serlo si te centras en ti misma, si recuerdas que lo importante en la vida en realidad es aprender y seguir hacia adelante, y si te valoras correctamente con respecto a los demás
La fortaleza, tiene un lado que puede venir de nacimiento, pero también tiene otra parte que puede ser desarrollada desde la estructura del pensamiento.
Sólo tenemos que hacer unas preguntas a alguien, para darnos cuenta de la debilidad o fortaleza interior que posee.
Quien piensa de una manera débil y temerosa, también emocionalmente lo será, porque los pensamientos se transforman en emociones.
Por lo tanto la fórmula sería:
Pensamiento triste y negativo = Emociones débiles
Pensamiento motivador y positivo = Emociones fuertes
Analiza cómo es tu pensamiento y verás que será acorde a tus emociones. No es lo mismo enfrentarse a una situación difícil, dudando de nosotros mismos, con temor, pensamientos pesimistas, que hacerlo con pensamientos reforzadores, como “va a salir bien”, “confío en mi”, “vamos, puedes hacerlo!”, etc..
Si quieres adquirir fortaleza emocional, deberás empezar por pensar de una manera fuerte, ganadora, positiva.
Adquirir emociones positivas a través del pensamiento es posible, requiere práctica y puedes empezar a sentirlo desde lo más sencillo. Con frases cortas que deberás repetirte interiormente a lo largo del día.
Prueba un día a que nada en tu mente sea negativo, ya desde que te levantes tienes que pensar como si todo te fuera genial, como si tuvieras una seguridad aplastante. Actúa y compórtate como te gustaría ser y acabarás convirtiéndote en ello.
Aparta la cortina al levantarte y piensa “hoy va a ser un día espléndido!”, mírate al espejo y piensa “Te quiero!, confío en ti porque puedes conseguir lo que te propongas” y dedícate un beso.
Si ya empiezas así el día, será como un grano de arena que se irá transformando en una montaña. Di adiós al pesimismo, victimismo, quejas, críticas y dale la bienvenida a la seguridad, motivación, felicidad.
Cuántas veces hemos visto a entrenadores animando a sus deportistas. Les aportan motivación y ganas de luchar, ganas de ganar. Ellos emplean la técnica de las frases motivadoras positivas y eso muchas veces hace que ganen las batalla.

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