Uno de los puntos más importantes de la felicidad es la
estabilidad de ánimo. Sin embargo, hasta llegar a dicha estabilidad las
personas también pueden sufrir periodos de modificación del carácter y cambios
bruscos de humor, en definitiva, inestabilidad. Una sensación que hace que la
persona condicione su propio bienestar a partir de las circunstancias externas.
Esta inestabilidad del carácter trae consigo consecuencias
negativas: dificultades en las relaciones personales ya que los demás no suelen
entender los imprevisibles cambios de carácter de aquel que reacciona de forma
inesperada en determinado momento, falta de tolerancia a la frustración por
parte de aquel que se hunde ante la primera debilidad, un desgaste de energía
que produce un gran agotamiento emocional y físico.
Resulta agotador estar adaptándote continuamente a un nuevo
ánimo. La persona vive en una especie de montaña rusa en la que atraviesa
etapas de distinto ritmo: tristeza, alegría, euforia desmedida o desánimo
extremo. Estos cambios de humor también influyen en la percepción de la
realidad que tiene la persona.
En muchas ocasiones, estos cambios bruscos de humor pueden
ser un síntoma que muestra el malestar interior que experimenta esa persona que
no se siente bien consigo misma. Por ejemplo, una persona que sufre un duelo
por un desamor puede experimentar esta inestabilidad.
La inestabilidad también puede ser una consecuencia del
carácter enamoradizo de aquella persona que deposita de forma frecuente sus
expectativas en una tercera persona y finalmente se hunde cuando se da cuenta
de que esa persona no encaja en el nivel de perfección de la idealización
inicial. Cualquier tipo de dependencia produce inestabilidad porque nos aleja
de nuestro propio centro vital. La felicidad depende de ti mismo.
Por ejemplo, cuando un matrimonio sufre una crisis grave y
está al borde de la ruptura. Una persona con un largo currículum sentimental
que enlaza una ruptura tras otra también puede considerarse inestable a nivel
afectivo para comprometerse en una relación seria.
Tal vez en tu entorno más cercano has conocido a una persona
que un día es muy comunicativa, y al día siguiente se muestra antipática
(imagina que este tipo de giros se producen con una periodicidad notable). Esta
inestabilidad del carácter afecta, en primer lugar, a quien lo sufre que tiende
a fijarse más en los defectos de los demás que a analizar su propio modo de ser
y las consecuencias que este carácter puede traer a su vida. La inestabilidad
también puede remitir a los cambios de humor.
Desde el punto de vista psicológico, el concepto inestable
remite al carácter de aquella persona que tiene constantes cambios de humor y
variaciones en su modo de ser. Estos cambios de carácter resultan difíciles de
comprender a nivel externo ya que una persona con estos cambios de humor
desconcierta a los demás. Conviene puntualizar que en algunos casos, detrás de
estos cambios de ánimo puede existir una causa concreta. Por ejemplo, una
persona que está sufriendo una amargura interior como consecuencia de una
decepción puede sentirse especialmente vulnerable por su inestabilidad.
Los cambios bruscos de humor también pueden mostrar una
posible depresión o un caso de ansiedad. En aquellos casos en los que la
inestabilidad tiene una causa emocional concreta es muy importante que el
profesional pueda hacer un diagnóstico para ofrecer también consejos prácticos
de autocuidado.
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