La disforia es una emoción que resulta molesta, incómoda o
fastidiosa. Puede vincularse a la irritabilidad e incluso a la tristeza,
desarrollándose como una reacción ante un determinado estímulo, un hecho o un
acontecimiento.
En ocasiones la disforia aparece en el marco de un cuadro
depresivo. Se trata de una condición vinculada a distintos trastornos
psicológicos que se desencadena con una crisis y suele asociarse al
desconsuelo.
Puede ser un síntoma de un trastorno de ansiedad, de
depresión, de esquizofrenia o hasta de un síndrome de abstinencia. Según su
origen, el tratamiento puede desarrollarse de distintas maneras.
La disforia de género, por ejemplo, es un diagnóstico de la
psiquiatría que se aplica a aquellos individuos que experimentan disforia
respecto a su sexo asignado por motivos biológicos y a su identidad de género.
En otras palabras: esta disforia surge cuando la persona no siente como propio
ni se identifica con su género. Cuando un ser humano con cuerpo de hombre se
siente mujer o viceversa, padece disforia de género.
Actualmente no se la considera como un trastorno mental,
sino como un malestar significativo que está vinculado al género. Cuando el
diagnóstico es confirmado, el sujeto puede decidir someterse a una intervención
quirúrgica para adecuar su sexo biológico a su identidad de género.
No hay comentarios:
Publicar un comentario