domingo, 11 de noviembre de 2018

DOLOR

El dolor es la herida que nadie ve y que más tarda en curar. Ante una decepción, un amor roto, una traición, una mentira o la pérdida de un ser querido sentimos dolor emocional. Sin embargo, lejos de verlas como derrotas o símbolos de debilidad, debemos aprender a reconocerlas como parte de nuestra esencia.
Aunque esto es algo que nos cuesta mucho descubrir, porque el dolor emocional siempre duele y siempre nos recuerda “dónde está la herida”.
Es un dolor que nadie ve y que todos escondemos, hay personas que interiorizan su dolor emocional y lo van gestionando día a día con valentía y superación personal. Son personalidades que no se dejan vencer y que guardan sus cicatrices sabiendo que son parte de sus vivencias y de lo que han aprendido.
 Luego, están esas otras personas que han hecho de su dolor emocional su rencor personal. Se sienten tan lastimadas que generan malestar a quienes están a su alrededor. Han dejado de confiar en ellas mismas y en los demás y ven el día a día con negativismo.
El dolor emocional es siempre esa herida interna que, de no gestionar de forma adecuada, puede traducirse a su vez en enfermedades. Es lo que llamamos “somatizar”, es decir, cuando un problema emocional nos supera, todo nuestro organismo sufre las consecuencias hasta el punto de sufrir varias dolencias como migrañas, cefaleas, problemas musculoesqueléticos, dolor de estómago, malas digestiones, insomnio, ansiedad, mareos, náuseas.
 Llorar es algo necesario, higiénico y saludable. Al igual que sentir rabia y enfadarte. Todo ello recibe el nombre desahogo emocional y como tal debe vivirse durante un corto periodo de tiempo.
 El desahogo emocional debe ser puntual y no extenderse más allá de dos semanas. En caso de pasar todo un mes llorando y dejándonos llevar por las emociones negativas corremos el riesgo de caer en una depresión
El dolor es difícil de superar y suele tardar mucho tiempo en sanar por completo. Son heridas internas que cicatrizarán poco a poco y que cada día dolerán un poco menos. se supera con nuevas ilusiones, con nuevos alientos y esperanzas. Rodéate de  personas que favorezcan tu crecimiento personal, que te ayuden y que no pongan muros a tu identidad o a tu autoestima.

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