Un disgusto es un sentimiento negativo que se experimenta
por una desilusión, un desengaño u otro tipo de contrariedad. Puede decirse que
surge cuando un individuo recibe una mala noticia.
El disgusto puede tener distintas características. Muchas
veces se lo vincula al dolor o a la tristeza que causan determinados
acontecimientos. Quedarse sin empleo es un disgusto: la persona sufre ya que
sabe que, al no tener trabajo, experimentará problemas para satisfacer sus
necesidades materiales. La muerte de un ser querido también podría considerarse
como un disgusto.
La expresión “a disgusto”, por otro lado, hace mención a
actuar de mala gana. Cuando alguien desarrolla una actividad a disgusto, lo
hace por obligación, sin ganas ni entusiasmo. Desde el punto de vista afectivo,
el ser humano reacciona ante las situaciones del entorno, situaciones que se
convierten en un estímulo que produce un efecto concreto en el ánimo de las
personas.
Existen situaciones que producen disgusto, es decir, causan
tristeza y malestar personal ya sea por un hecho doloroso, por una situación
incómoda o por una vivencia desagradable.
Existen personas que se disgustan con frecuencia porque son
muy sensibles. Es un aprendizaje interior aprender a educar el carácter para
relativizar las dificultades y responder sin dramatismos a las circunstancias
externas. Los disgustos no deben reprimirse sino buscar el modo de canalizar
esa energía negativa de una forma saludable.
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