Esta palabra es utilizada para hacer referencia a aquellas
personas en las que su estado de ánimo es siempre igual, constante y no cambia
por nada.
Es un estado de estabilidad y compostura psicológica que no
se ve perturbado por la experiencia o exposición a emociones, dolor u otros
fenómenos que pueden causar la pérdida del equilibrio de la mente. La virtud y
el valor de la ecuanimidad son exaltados y defendidos por varias religiones y
filosofías antiguas como el estoicismo, hinduismo, yoga, budismo, judaísmo, cristianismo,
islam.
Cuando somos conscientes de nuestra verdadera naturaleza,
cualquier persona puede alcanzar la ecuanimidad a través de la práctica
espiritual que conduce a la autorrealización.
En muchas tradiciones de Yoga, la virtud de la ecuanimidad
puede ser uno de los resultados obtenidos a través de la meditación regular,
combinada con la práctica regular de pranayama, asanas y disciplinas mentales,
que limpian la mente y la llevan inexorablemente hacia un estado de salud y
equilibrio.
En el ámbito judicial, pronunciar la palabra ecuanimidad
significara la imparcialidad en un juicio.
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