El enojo es una sensación que los animales, principalmente
el ser humano, expresan de manera física y emocional. Esta sensación tiene que
ver con el desagrado, la ira y la frustración ante determinadas situaciones. En
el caso de los animales, en los que el enojo se encuentra relacionado con
formas más instintivas de sentir, el enojo también puede surgir a partir de la
presencia de amenazas a la supervivencia.
Para el ser humano, la cosa es sin embargo muy diferente.
Esto es así porque el hombre tiene la capacidad de racionalizar la vida que lo
rodea, comprenderla e interpretarla de manera subjetiva. De este modo, el enojo
no es más que una de las miles de sensaciones que una persona puede sentir a lo
largo de su vida a partir de la sucesión de eventos, situaciones, fenómenos o
hechos que modifican su estado de ánimo.
El enojo es provocado generalmente por una combinación de
situaciones o hechos que perturban la calma anímica de un individuo de manera
negativa. Cuestiones como la frustración, la desesperanza, el cansancio, el
stress, los nervios, la ansiedad y la inseguridad son algunas de las que pueden
ser causantes de estados de enojo en los que la persona en cuestión siente ira
y desagrado. El enojo puede variar dependiendo de la situación, siendo en
algunos casos un enojo pasajero y en otros casos un enojo grave que puede
generar serios problemas. Esta variedad de matices en una sensación tal como es
el enojo habla, también, de la capacidad de comprender e interpretar la realidad
que tiene el hombre.
Normalmente, el enojo se hace visible a través de ciertos
síntomas como pueden ser la violencia física o verbal hacia otros, la ansiedad,
el enrojecimiento de la piel, la sudoración, las palpitaciones, la sensación de
impotencia, dolor de cabeza o de estómago, tensión muscular y, en algunos
casos, la necesidad de moverse continuamente.
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