El cariño y el afecto que una persona siente hacia otra, un
cariño que puede ser la base de una relación interpersonal ya que a mayor grado
de estima entre dos personas, existe una mayor receptividad hacia ese vínculo.
Por el contrario, cuando se produce algún tipo de antipatía, existe una
distancia emocional.
Cuando una persona estima a otra tiene una valoración
positiva de ella. Por tanto, esta estima externa también influye de modo
directo en la autoestima del otro en tanto que el cariño de otras personas
aporta sentimientos agradables y ayuda a construir un autoconcepto positivo.
Una persona estima a otra cuando le conoce. Es decir, es muy
importante conocer a una persona de verdad, tener un trato con ella y saber
cómo es para poder sentir un cariño sincero. Cuando una persona estima a otra
realiza una valoración positiva de sus cualidades personales, ensalza sus
logros, elogia sus talentos y sus acciones positivas.
Desde el punto de vista de la afectividad, el ser humano
establece relaciones personales con los demás, se enriquece desde el punto de
vista afectivo gracias a la compañía de otros compañeros de viaje: familiares,
pareja, amigos, compañeros de trabajo...
Al establecer relaciones personales existe una ley
universal: es imposible sentir el mismo grado de simpatía hacia todos los
demás. Es decir, siempre existen preferencias personales, una mayor estima
hacia alguien en concreto.
La estima es un sentimiento que puede experimentarse en
distintos grados, es decir, existe un mayor o menor nivel de profundidad en
este sentimiento que no solo puede tenerse hacia los demás sino también, hacia
uno mismo. De hecho, en la medida en que mejora la relación que estableces
contigo mismo también fluyen mejor las relaciones que estableces con los demás.
El cariño hacia uno mismo es el motor para poder poner en práctica también las
habilidades sociales con los demás.
Las relaciones
personales deben cultivarse con paciencia, cariño y respeto. Es indispensable
dedicar tiempo a estos vínculos afectivos para evitar que el cariño se enfríe.
Es decir, cuando se pierde el contacto con un amigo también puede que llegue el
momento en el que dos amigos sientan que son dos extraños. Eso no significa que
hayan dejado de estimarse pero la relación cambia, con la distancia emocional.
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