La esperanza se define como uno de los sentimientos más
positivos y constructivos que puede experimentar un ser humano. La esperanza es
aquel sentir que hace que un individuo construya hacia un futuro cercano o
lejano una situación de mejoría o de bienestar. Es decir, la persona dispone de
total confianza al respecto que ocurrirá o sucederá aquello que espera. Para
que tal sentimiento se haga presente, la persona debe contar con una actitud
optimista, volviéndose entonces la esperanza en algo mejor, algo que por el
contrario será muy difícil de sentir en casos de depresión, angustia o
ansiedad.
Es un estado de ánimo optimista en el cual aquello que
deseamos o aspiramos nos parece posible. En este sentido, la esperanza supone
tener expectativas positivas relacionadas con aquello que es favorable y que se
corresponde con nuestros deseos.
A diferencia del optimismo, la esperanza es un tipo de
sensación que surge generalmente ante situaciones determinadas y específicas,
mientras que el optimismo es más bien una actitud constante hacia el modo en
que se desarrollan los eventos en la vida de cada uno. La esperanza puede
aparecer y desaparecer de acuerdo a las circunstancias y, al mismo tiempo que
nos consideramos esperanzados sobre la resolución de un tema particular,
podemos no sentir lo mismo cuando las circunstancias cambian. La esperanza es
entonces descripta como un estado de ánimo y no como una actitud hacia la vida,
aunque ambas cosas (la esperanza y el optimismo) pueden complementarse.
La esperanza es lo contrario a la desesperanza, y, como tal,
muchas veces sirve como asidero moral para no caer en el desaliento, para no
perder la serenidad ni perder de vista aquello que se anhela alcanzar. De allí
que la esperanza alimente positivamente nuestras aspiraciones.
La esperanza también puede ser encarada desde un punto de
vista irreal o de fantasía. Esto sucede cuando estamos en presencia de personas
que desarrollan un alto nivel de falsas esperanzas para manejarse en su vida
cotidiana. Estas falsas esperanzas suelen caracterizarse por la falta de
realidad o por no poder ser aplicables en la vida de todos los días, lo cual
puede fácilmente llevar a la persona a sufrir todo tipo de desengaños,
sorpresas y decepciones. También hay individuo que desencadenan en otros, por
sus acciones y comportamientos, falsas esperanzas que por supuesto al
descubrirse sumirán a la persona que depositó su confianza en él en un estado
de decepción.
Del mismo modo, desde un punto de vista más pragmático, la
esperanza se puede asociar con la idea vana de lograr cosas o realizar nuestros
deseos, dejándolo todo a la espera y olvidando la acción, como si pudiéramos
conseguir nuestros objetivos sin intervenir para su concreción.
La mitología griega explica el origen de la esperanza a
través del mito de la caja de Pandora. Según cuenta la historia, Zeus, luego de
que Prometeo le robara el fuego para dárselo a los hombres, se enfureció y
regaló a Pandora, mujer del hermano de Prometeo, una caja donde estaban
encerrados todos los males del mundo. Pandora, con una curiosidad innata
infundida por los dioses, abrió la caja para ver su contenido y todos los males
fueron liberados, pero la cerró rápidamente, quedando dentro únicamente la Esperanza.
Como esperanza de vida o expectativa de vida se denomina el
tiempo medio de vida que a un individuo le queda por vivir. Como tal, se
calcula considerando factores que afectan a los ciudadanos de un país, como la
calidad de la medicina, la higiene y las guerras, entre otras cosas. En este
sentido, se refiere únicamente a las personas que mueren por una muerte no
violenta. Para los recién nacidos, por su parte, la esperanza de vida coincide
con la duración media de vida en dicha población
En la religión cristiana, la esperanza es una de las tres
virtudes teologales asentadas en la Biblia, junto con la caridad y la fe, según
la cual se espera que Dios dé los bienes que ha prometido. Según Santo Tomás de
Aquino, la esperanza es la virtud que otorga al hombre la confianza absoluta de
que conseguirá la vida eterna y los medios para llegar a ella con la ayuda de
Dios.
Alimentarse alguien
de esperanzas: es una expresión que significa esperar conseguir lo que se
aspira o se pretende, aunque no existan muchos motivos para pensar que esto
vaya a ser así.
Dar esperanza a alguien: significa darle a entender a una
persona que aquello que quiere o espera, puede, efectivamente, lograrse.
Llenar algo la
esperanza: significa que una cosa corresponda con las expectativas que se
habían formado sobre ella.
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