El término estupor presenta dos usos recurrentes. Por un
lado, cuando se quiere dar cuenta del asombro o la estupefacción que una
situación acontecida causó entre los testigos u observadores de la misma se
habla del estupor que el hecho causó entre los presentes.
Normalmente el concepto se usa como sinónimo de asombro y de
sorpresa. Porque cuando alguien siente estupor quedará casi paralizada frente a
determinado hecho que se suscita y que es capaz de pasmarlo de tal manera que
no podrá reaccionar de una manera inmediata, necesitará tiempo para poder
recuperarse y asimilar aquello que observó.
Mientras tanto, a la persona que justamente queda bajo los
efectos del estupor, atónita, pasmada y sin capacidad de reacción se dirá que
ha quedado estupefacto/a.
Ahora bien, debemos destacar que esa parálisis o asombro que
afecta al estupefacto puede deberse a un hecho peligroso y temible, o todo lo
contrario, puede ser la causa de algo maravilloso que nos sucede pero que nos
sorprende tanto que nos deja en ese estado.
La estupefacción de alguien entonces puede derivarse de la
sucesión de un accidente, por las maravillas que ofrece a la vista un paisaje,
por algún descubrimiento científico, por una noticia o presencia que no se
esperaba, por la pérdida irreparable de un ser muy querido, y tantísimas
situaciones más… Ahora bien, debemos decir que el grado dependerá de la
sensibilidad de quien lo sufre, puede ser que una situación de las descripta
cause estupor momentáneo en alguno, y en otro un estupor ciertamente duradero
en el tiempo.
Algunos signos físicos que permiten reconocer al estupor
son: los ojos grandes bien abiertos, el corazón latirá más fuerte, apertura de
la boca en seña de asombro grande y posibilidad de quedarse sin palabras.
Cuadro clínico en el que disminuyen las funciones
intelectuales y el movimiento
Y en el ámbito de la Medicina se denomina como estupor a
aquel cuadro que se caracteriza por la disminución en la actividad de las
funciones intelectuales, que además llega acompañada de cierto aire o aspecto
de asombro e indiferencia.
El estupor en este sentido consiste en la inmovilidad
física, internamente, la persona que sufre de este trastorno o crisis puede
pensar perfectamente bien. La persona está tan metida en sus pensamientos que
no puede movilizarse.
La mayor parte de sus pensamientos se encuentra desconectada
por afuera del mundo exterior, pudiendo tan solo en algunos momentos responder
ante estímulos determinados, como por ejemplo cuando el médico realiza algunos
movimientos con su cuerpo. También, puede darse que el paciente que sufre de
estupor diga frases sin sentido, repita movimientos estereotipados, o en su
defecto, que repita lo que el médico está diciendo. Si bien existe un
tratamiento para esta afección, de presentarse en lo que se considera como
forma maligna, catatonia letal de Stauder, la tasa de mortalidad es realmente
elevada.
Respecto de su duración, puede durar un día, una semana,
meses, o bien aparecer con intervalos en una persona que tenga la tendencia a
lo que se conoce como catatonia.
La mayoría de las veces resulta ser una consecuencia del
padecimiento de esquizofrenia y en psicosis de tipo maníaco depresiva, aunque
no se descarta su manifestación en enfermedades que afectan directamente el
sistema nervioso central, tales como tumores, accidentes cerebro vasculares,
encefalitis, traumatismos, síndrome de abstinencia al alcohol, entre los más
recurrentes.
Los especialistas identifican cuatro tipos de estupores: el
catatónico que está asociado al padecimiento de la enfermedad de la
esquizofrenia; el orgánico que se deberá justamente a una motivación orgánica,
algún fallo o problema en este sentido; disociativo, es aquel que genera una
situación de estrés importante o el que se vive tras la sucesión de un trauma;
y finalmente el depresivo que es el que se produce en una situación de
depresión aguda.
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