domingo, 11 de noviembre de 2018

DEVALUACION

Este concepto hace referencia a la acción de disminuir el valor de un individuo
La devaluación como término psicoanalítico hace referencia al mecanismo de defensa consistente en atribuir a si mismo o a los otros cualidades negativas cuando se entra en contacto con conflictos emocionales. La personalidad narcisista suele emplear la devaluación como mecanismo de defensa. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen interno o externo atribuyendo cualidades exageradamente negativas a sí mismo o a los demás.

DICHA

La dicha es  la felicidad que se siente por algo que se logró, algo bueno que sucedió en la familia, entre otras alternativas. Por tanto, la palabra dicha suele ser usada como sinónimo de felicidad y de satisfacción.
Cuando alguien siente dicha y por tanto se encuentra dichoso de algo, es porque ha sido invadido por un estado de ánimo resultado de la satisfacción conseguida en algún aspecto de la vida o en general. Aquel que dice ser dichoso se siente a gusto, complacido y contento.
Este sentido asociado a la felicidad implica que la persona que lo atraviesa sienta un gran bienestar que está directamente producido por haber conseguido lo que esperaba, por la ausencia de problemas, entre otros.
Justamente este último punto, la falta de problemas, una existencia sin complicaciones de ninguna índole es motivo de dicha para las personas.
Cuando tenemos conflictos en algún aspecto de nuestra vida nos será difícil estar tranquilos y disfrutar porque nuestra cabeza inevitablemente reparará en ellos sin dejarnos disfrutar.
Resolver entonces los problemas es justamente un motivo de dicha también.
También debemos decir a propósito de este tema que la dicha suele ser una búsqueda constante en la vida de algunas personas, es decir, todo lo que hacen está orientado a conseguir este estado de plenitud y se alejarán y combatirán todo aquello que  pueda afectarlo o complicarlo.

DIGNIDAD

La Dignidad es un sentimiento de valor propio, el ser humano en su actuación debe ser libre y respetado, sobre todo por sí mismo, lo que le brinda el poder de autonomía sobre sus capacidades y acciones, partiendo del hecho de que los hombres son seres racionales. El hecho de actuar correctamente bajo los valores morales y preceptos jurídicos impuestos por la sociedad provoca en el ser humano una reacción en donde se siente valioso, digno de respeto y admiración, hasta puede sentir que puede ser un modelo a seguir.
Lo que nos lleva a decir que la dignidad es aquel valor correspondiente al mérito de alguien o de algo, que las personas pueden desarrollar a través de su modo de actuar, de su conducta o de su comportamiento. La dignidad es la cualidad de ser digno, es decir merecedor de algo, ese algo puede ser un objeto, un sentimiento un pensamiento, etc. Por ejemplo, “ella es digna de respeto, pues siempre ha actuado bajo las normas de la comunidad”.
La dignidad tiene que ver con el decoro o reconocimiento hacia el actuar de las personas bien sea con el prójimo o consigo mismo. La dignidad humana es un derecho propio de cada ser humano, derecho de ser individualizado y respetado con cada una de sus particularidades y condiciones, por el solo hecho de ser persona, porque no se debe ofender ni agredir a otra persona.

DISFORIA

La disforia es una emoción que resulta molesta, incómoda o fastidiosa. Puede vincularse a la irritabilidad e incluso a la tristeza, desarrollándose como una reacción ante un determinado estímulo, un hecho o un acontecimiento.
En ocasiones la disforia aparece en el marco de un cuadro depresivo. Se trata de una condición vinculada a distintos trastornos psicológicos que se desencadena con una crisis y suele asociarse al desconsuelo.
Puede ser un síntoma de un trastorno de ansiedad, de depresión, de esquizofrenia o hasta de un síndrome de abstinencia. Según su origen, el tratamiento puede desarrollarse de distintas maneras.
La disforia de género, por ejemplo, es un diagnóstico de la psiquiatría que se aplica a aquellos individuos que experimentan disforia respecto a su sexo asignado por motivos biológicos y a su identidad de género. En otras palabras: esta disforia surge cuando la persona no siente como propio ni se identifica con su género. Cuando un ser humano con cuerpo de hombre se siente mujer o viceversa, padece disforia de género.
Actualmente no se la considera como un trastorno mental, sino como un malestar significativo que está vinculado al género. Cuando el diagnóstico es confirmado, el sujeto puede decidir someterse a una intervención quirúrgica para adecuar su sexo biológico a su identidad de género.

DISGUSTO

Un disgusto es un sentimiento negativo que se experimenta por una desilusión, un desengaño u otro tipo de contrariedad. Puede decirse que surge cuando un individuo recibe una mala noticia.
El disgusto puede tener distintas características. Muchas veces se lo vincula al dolor o a la tristeza que causan determinados acontecimientos. Quedarse sin empleo es un disgusto: la persona sufre ya que sabe que, al no tener trabajo, experimentará problemas para satisfacer sus necesidades materiales. La muerte de un ser querido también podría considerarse como un disgusto.
La expresión “a disgusto”, por otro lado, hace mención a actuar de mala gana. Cuando alguien desarrolla una actividad a disgusto, lo hace por obligación, sin ganas ni entusiasmo. Desde el punto de vista afectivo, el ser humano reacciona ante las situaciones del entorno, situaciones que se convierten en un estímulo que produce un efecto concreto en el ánimo de las personas.
Existen situaciones que producen disgusto, es decir, causan tristeza y malestar personal ya sea por un hecho doloroso, por una situación incómoda o por una vivencia desagradable.
Existen personas que se disgustan con frecuencia porque son muy sensibles. Es un aprendizaje interior aprender a educar el carácter para relativizar las dificultades y responder sin dramatismos a las circunstancias externas. Los disgustos no deben reprimirse sino buscar el modo de canalizar esa energía negativa de una forma saludable.

DOLOR

El dolor es la herida que nadie ve y que más tarda en curar. Ante una decepción, un amor roto, una traición, una mentira o la pérdida de un ser querido sentimos dolor emocional. Sin embargo, lejos de verlas como derrotas o símbolos de debilidad, debemos aprender a reconocerlas como parte de nuestra esencia.
Aunque esto es algo que nos cuesta mucho descubrir, porque el dolor emocional siempre duele y siempre nos recuerda “dónde está la herida”.
Es un dolor que nadie ve y que todos escondemos, hay personas que interiorizan su dolor emocional y lo van gestionando día a día con valentía y superación personal. Son personalidades que no se dejan vencer y que guardan sus cicatrices sabiendo que son parte de sus vivencias y de lo que han aprendido.
 Luego, están esas otras personas que han hecho de su dolor emocional su rencor personal. Se sienten tan lastimadas que generan malestar a quienes están a su alrededor. Han dejado de confiar en ellas mismas y en los demás y ven el día a día con negativismo.
El dolor emocional es siempre esa herida interna que, de no gestionar de forma adecuada, puede traducirse a su vez en enfermedades. Es lo que llamamos “somatizar”, es decir, cuando un problema emocional nos supera, todo nuestro organismo sufre las consecuencias hasta el punto de sufrir varias dolencias como migrañas, cefaleas, problemas musculoesqueléticos, dolor de estómago, malas digestiones, insomnio, ansiedad, mareos, náuseas.
 Llorar es algo necesario, higiénico y saludable. Al igual que sentir rabia y enfadarte. Todo ello recibe el nombre desahogo emocional y como tal debe vivirse durante un corto periodo de tiempo.
 El desahogo emocional debe ser puntual y no extenderse más allá de dos semanas. En caso de pasar todo un mes llorando y dejándonos llevar por las emociones negativas corremos el riesgo de caer en una depresión
El dolor es difícil de superar y suele tardar mucho tiempo en sanar por completo. Son heridas internas que cicatrizarán poco a poco y que cada día dolerán un poco menos. se supera con nuevas ilusiones, con nuevos alientos y esperanzas. Rodéate de  personas que favorezcan tu crecimiento personal, que te ayuden y que no pongan muros a tu identidad o a tu autoestima.

sábado, 10 de noviembre de 2018

DOMINACION

Se entiende por dominación al control que alguien tiene sobre otro y le permite doblegarlo y someterlo a sus decisiones, alguien que se adueña de las actitudes ajenas para que haga lo que otro desea  y no ejerza su voluntad en forma plena.
Quien domina ejerce el poder, a veces reconociendo a quien lo domina como autorizado a ello (por ejemplo un hijo con respecto a su padre) y en otros casos haciéndolo por temor, como cuando un ladrón ejerce dominación sobre su víctima con un arma para que le entregue dinero, o el patrón con respecto a su empleado.
La dominación estará ligada a diferentes cuestiones como, costumbres, afectos e intereses materiales, la dominación legal (la obediencia a un conjunto de normas; las leyes son las que delimitarán el tipo de autoridad que podrá ejercer el gobernante) dominación tradicional (se encuentra apoyada en la fe cotidiana, en la importancia de las tradiciones se trata de una estructuración feudal o patriarcal) y la dominación carismática (rompiendo lo cotidiano y lo ordinario, cayendo rendido ante la fuerza carismática que encarna el líder, se le admira, respeta y se acepta ser dominado).
Tambien la dominación, es un tipo de comportamiento  en prácticas sexuales que se caracterizan por el dominio que ejerce un individuo sobre otro.
En algunos casos esa dominación que se ejerce puede ser realmente extrema físicamente y llegar hasta lo que se conoce como sadomasoquismo.