domingo, 23 de julio de 2017

ENOJO

El enojo es una sensación que los animales, principalmente el ser humano, expresan de manera física y emocional. Esta sensación tiene que ver con el desagrado, la ira y la frustración ante determinadas situaciones. En el caso de los animales, en los que el enojo se encuentra relacionado con formas más instintivas de sentir, el enojo también puede surgir a partir de la presencia de amenazas a la supervivencia.
Para el ser humano, la cosa es sin embargo muy diferente. Esto es así porque el hombre tiene la capacidad de racionalizar la vida que lo rodea, comprenderla e interpretarla de manera subjetiva. De este modo, el enojo no es más que una de las miles de sensaciones que una persona puede sentir a lo largo de su vida a partir de la sucesión de eventos, situaciones, fenómenos o hechos que modifican su estado de ánimo.
El enojo es provocado generalmente por una combinación de situaciones o hechos que perturban la calma anímica de un individuo de manera negativa. Cuestiones como la frustración, la desesperanza, el cansancio, el stress, los nervios, la ansiedad y la inseguridad son algunas de las que pueden ser causantes de estados de enojo en los que la persona en cuestión siente ira y desagrado. El enojo puede variar dependiendo de la situación, siendo en algunos casos un enojo pasajero y en otros casos un enojo grave que puede generar serios problemas. Esta variedad de matices en una sensación tal como es el enojo habla, también, de la capacidad de comprender e interpretar la realidad que tiene el hombre.
Normalmente, el enojo se hace visible a través de ciertos síntomas como pueden ser la violencia física o verbal hacia otros, la ansiedad, el enrojecimiento de la piel, la sudoración, las palpitaciones, la sensación de impotencia, dolor de cabeza o de estómago, tensión muscular y, en algunos casos, la necesidad de moverse continuamente.

ENTUSIASMO

El término entusiasmo es aquel que se utiliza para hacer referencia a una actitud o forma de encarar las diferentes situaciones de la vida. Esta actitud se caracteriza por una demostración de excesivo interés o alegría por algo. El entusiasmo podría considerarse como una fuerza interior que da a la persona la sensación de querer hacer cosas, de estar o sentirse alegre, incentivado y proclive a realizar aquello que se le solicita. En la mayoría de los casos, el entusiasmo de una persona depende del estímulo o de la incentivación que pueda recibir, ya sea esta generada externamente (por ejemplo, cuando un profesor entusiasma a sus alumnos a hacer una tarea) como también generada internamente (por ejemplo, cuando una persona se incentiva a sí misma a querer buscar objetivos más altos).
El entusiasmo es considerada una de las emociones más positivas ya que no sólo se la relaciona con la sensación de placer o de estar a gusto, si no que también se vincula con la idea de sentirse incentivado, interesado, comprometido con algo para llevarlo a cabo de la mejor manera posible. El entusiasmo se siente entonces como algo interno que transmite fuerza a la persona para que pueda seguir adelante con sus actividades.
Podemos decir que en las sociedades actuales el entusiasmo es un bien preciado ya que la constante ansiedad o sensación de cansancio o malestar que las personas suelen sufrir por tener que llevar un estilo de vida agitado y apresurado impide que uno pueda sentirse entusiasmado tanto a nivel físico como también a nivel emocional. En este sentido, la idea de entusiasmo tiene que ver con salir de una rutina, hacer algo nuevo y variar para así descubrir o aprender nuevas cosas. Las jornadas rutinarias y cansadoras impiden entonces que alguien se sienta entusiasmado.
Además, la falta de entusiasmo también tiene que ver con estados de depresión o desgano ya que aquel que se siente entusiasmado con algo lo hace porque encuentra opciones positivas en lo que ve y deja de lado todo lo negativo.


El término entusiasmo es aquel que se utiliza para hacer referencia a una actitud o forma de encarar las diferentes situaciones de la vida. Esta actitud se caracteriza por una demostración de excesivo interés o alegría por algo. El entusiasmo podría considerarse como una fuerza interior que da a la persona la sensación de querer hacer cosas, de estar o sentirse alegre, incentivado y proclive a realizar aquello que se le solicita. En la mayoría de los casos, el entusiasmo de una persona depende del estímulo o de la incentivación que pueda recibir, ya sea esta generada externamente (por ejemplo, cuando un profesor entusiasma a sus alumnos a hacer una tarea) como también generada internamente (por ejemplo, cuando una persona se incentiva a sí misma a querer buscar objetivos más altos).

El entusiasmo es considerada una de las emociones más positivas ya que no sólo se la relaciona con la sensación de placer o de estar a gusto, si no que también se vincula con la idea de sentirse incentivado, interesado, comprometido con algo para llevarlo a cabo de la mejor manera posible. El entusiasmo se siente entonces como algo interno que transmite fuerza a la persona para que pueda seguir adelante con sus actividades.

Podemos decir que en las sociedades actuales el entusiasmo es un bien preciado ya que la constante ansiedad o sensación de cansancio o malestar que las personas suelen sufrir por tener que llevar un estilo de vida agitado y apresurado impide que uno pueda sentirse entusiasmado tanto a nivel físico como también a nivel emocional. En este sentido, la idea de entusiasmo tiene que ver con salir de una rutina, hacer algo nuevo y variar para así descubrir o aprender nuevas cosas. Las jornadas rutinarias y cansadoras impiden entonces que alguien se sienta entusiasmado.

Además, la falta de entusiasmo también tiene que ver con estados de depresión o desgano ya que aquel que se siente entusiasmado con algo lo hace porque encuentra opciones positivas en lo que ve y deja de lado todo lo negativo.


... via Definicion ABC https://www.definicionabc.com/general/entusiasmo.php

ENVIDIA

La envidia es el deseo de obtener algo que posee otra persona y que uno carece. Se trata, por lo tanto, del pesar, la tristeza o el malestar por el bien ajeno. En este sentido, la envidia constituye el resentimiento (el sujeto no quiere mejorar su posición sino que desea que al otro le vaya peor).
La envidia es uno de los sentimientos que más comúnmente sienten los seres humanos, podríamos decir que el mismo tiene un costado negativo, que es sin dudas el más conocido, pero también el concepto dispone de otro sentido que resulta ser más afable.
La envidia supone, por un lado, la tristeza airada o el disgusto profundo que alguien siente al apreciar el bien ajeno, o en su defecto, por el cariño y la estimación que otros disfrutan y uno no la tiene, pero por otro lado también refiere a aquel deseo honesto de emular alguna cualidad destacada o algún bien que otro posee y que por supuesto uno no dispone.
Ahora bien, en este último caso no hay un rencor, un celo, rabia o tirria grande como ocurre con el sentido más difundido del concepto de envidia, sino más bien todo lo opuesto, pudiendo hablar de una sana envidia por aquello que el otro tiene pero nosotros no.
Entonces, la envidia es desatada por dos situaciones bien concretas, ya sea por la escasez de objetos materiales o porque los mismos son muy difíciles de lograr, por tanto, aquellos que son poseedores de esos bienes tan preciados suelen despertar en quienes no los tienen y los quieren, la envidia, la cual podrá ser “sana”, es decir, será expresada pero sin ningún tipo de rencor y con la esperanza de en algún momento poder ser poseedores de los mismos bienes que se desean, o en su defecto, mala, en este caso no existe la mencionada esperanza de alguna vez poseer el bien que se desea y además se le desea que a quien lo posea le vaya cada vez peor, o sea hay una mala intención acompañando siempre.
La psicología sostiene respecto de la envidia que es un sentimiento que habitualmente es negado ante uno mismo y ante terceros por la persona que lo experimenta. Normalmente, lo que hace el envidioso es ocultar su envidia por algo, porque claro, admitirla sería admitir también una carencia y además por otra parte en la consideración social la persona envidiosa es mal vista y no tiene buena reputación.
Primeramente, el envidioso cuando ve el objeto de su deseo en otras manos siente tristeza por no poder tenerlo el, luego se desarrollará la rabia y la ira que en muchas ocasiones puede llevarlo a desarrollar conductas impropias, malas y agresivas.
Otra característica para reconocerlo es que se lo ve frustrado cuando aprecia que los demás progresan en algo y él no puede hacerlo. Y por supuesto suele presentar una bajísima autoestima que la ocultará debajo de una coraza que dice nada me importa que tú lo tengas y yo no, cuando en realidad no es así.
También es común que el envidioso desprecie aquellas cualidades o bienes que desea de otros, atribuyendo que los dispone porque se los regalaron o los heredó y no porque se ha esforzado para lograrlos.
O bien si se trata de la envidia de alguna cuestión física suele minimizarla a la misma y rescatar alguna imperfección para que no se vea como perfecta a la persona.
A lo largo de la historia la envidia ha estado muy presente en las diversas culturas. Buena muestra de ello es la cultura griega y también la romana que apostaron incluso por hacerla muy presente en sus diversas obras artísticas. Así, la han llegado a representar como una anguila o bien como la cabeza de una mujer mayor llena de serpientes.
Es interesante resaltar que además los griegos utilizaban la expresión “mal ojo” para poder definirla. Tan poderosa la consideraban que intentaban proteger a sus hijos de aquella y lo hacían aplicándoles en la frente el lodo que encontraban en el fondo de los baños.
Se trata de una preocupación que actualmente hoy día se mantiene en otras muchas culturas, lo que supone que para evitar a ese mal de ojo, el daño que alguien le pueda desear a otra persona por envidia, se hacen usos de pequeños amuletos que supuestamente la “espantan”. Este sería el caso de un colgante que es una pequeña maño de color negro.
El catolicismo considera a la envidia como uno de los sietes pecados capitales, ya que supone la fuente de otros pecados. El envidioso desea tener algo a costa de privar a otra persona de dicha posesión.
Esta doble condición de desear algo que no se tiene y pretender obtenerlo a partir de lo que otro tiene hace que la envidia cause infelicidad y dolor a aquel que experimenta el sentimiento. El envidioso no se conforma con obtener algo, sino que quiere producir mal a la persona que tiene lo que él envidia.
La psicología afirma que la envidia es un sentimiento que se niega tanto ante terceros como ante uno mismo. El envidioso desea ocultar su envidia y resulta poco frecuente que la asuma, ya que supone la aceptación de una carencia.

ESPANTO

La palabra espanto se refiere tanto a la acción como al efecto de espantar, palabra que proviene etimológicamente del latín “expavere” integrada por el prefijo “ex” que indica lo que sale o se exterioriza y por “pavere” que puede traducirse como miedo excesivo o terror, que nos induce una serie de reacciones que dependen de cada sujeto: gritar, correr, inmovilizarse, temblar, etcétera.
El espanto es una emoción que afecta a animales y a personas cuando ven aproximarse una amenaza grave que puede provocarles un enorme daño, objetiva o subjetivamente, ya que a veces la medida del terror que se infunde depende de cada sujeto en su vivencia personal y de las circunstancias del hecho, por ejemplo, si sentimos un grito contribuyen a causar espanto el hecho de estar solos, en un lugar oscuro y desconocido. El mismo grito si lo escuchamos desde nuestra casa, acompañados por familiares y con la luz prendida tal vez nos preocupe pero no nos aterrorice o espante.
Muchos atribuyen el terror o espanto a lo inexplicable, como cuando creemos ver fantasmas o voces que provienen del más allá.
El espanto es una dolencia causada por este terror que según una creencia mexicana evade el alma del cuerpo, provocando escalofríos, mareos, temblores, trastornos gastrointestinales, insomnio y hasta fiebre. El afectado recurre con frecuencia a curanderos para “limpiarse” de la afección.
Hay personas que se divierten causando espanto, y a otras les causa placer sufrirlo cuando saben que se trata de ficción como cuando leen novelas de terror o se mira una película de ese género. En la festividad de Halloween o noche de brujas, típica de la cultura anglosajona el espanto es el tema clave de la celebración.
También se aplica el término para hablar de algo muy grande, que excede lo usual, por ejemplo: “hoy tengo un hambre espantoso” o “es espantosa la cantidad de tarea que debo hacer para mañana”.


sábado, 22 de julio de 2017

ESPERANZA



La esperanza se define como uno de los sentimientos más positivos y constructivos que puede experimentar un ser humano. La esperanza es aquel sentir que hace que un individuo construya hacia un futuro cercano o lejano una situación de mejoría o de bienestar. Es decir, la persona dispone de total confianza al respecto que ocurrirá o sucederá aquello que espera. Para que tal sentimiento se haga presente, la persona debe contar con una actitud optimista, volviéndose entonces la esperanza en algo mejor, algo que por el contrario será muy difícil de sentir en casos de depresión, angustia o ansiedad.
Es un estado de ánimo optimista en el cual aquello que deseamos o aspiramos nos parece posible. En este sentido, la esperanza supone tener expectativas positivas relacionadas con aquello que es favorable y que se corresponde con nuestros deseos.
A diferencia del optimismo, la esperanza es un tipo de sensación que surge generalmente ante situaciones determinadas y específicas, mientras que el optimismo es más bien una actitud constante hacia el modo en que se desarrollan los eventos en la vida de cada uno. La esperanza puede aparecer y desaparecer de acuerdo a las circunstancias y, al mismo tiempo que nos consideramos esperanzados sobre la resolución de un tema particular, podemos no sentir lo mismo cuando las circunstancias cambian. La esperanza es entonces descripta como un estado de ánimo y no como una actitud hacia la vida, aunque ambas cosas (la esperanza y el optimismo) pueden complementarse.
La esperanza es lo contrario a la desesperanza, y, como tal, muchas veces sirve como asidero moral para no caer en el desaliento, para no perder la serenidad ni perder de vista aquello que se anhela alcanzar. De allí que la esperanza alimente positivamente nuestras aspiraciones.
La esperanza también puede ser encarada desde un punto de vista irreal o de fantasía. Esto sucede cuando estamos en presencia de personas que desarrollan un alto nivel de falsas esperanzas para manejarse en su vida cotidiana. Estas falsas esperanzas suelen caracterizarse por la falta de realidad o por no poder ser aplicables en la vida de todos los días, lo cual puede fácilmente llevar a la persona a sufrir todo tipo de desengaños, sorpresas y decepciones. También hay individuo que desencadenan en otros, por sus acciones y comportamientos, falsas esperanzas que por supuesto al descubrirse sumirán a la persona que depositó su confianza en él en un estado de decepción.
Del mismo modo, desde un punto de vista más pragmático, la esperanza se puede asociar con la idea vana de lograr cosas o realizar nuestros deseos, dejándolo todo a la espera y olvidando la acción, como si pudiéramos conseguir nuestros objetivos sin intervenir para su concreción.
La mitología griega explica el origen de la esperanza a través del mito de la caja de Pandora. Según cuenta la historia, Zeus, luego de que Prometeo le robara el fuego para dárselo a los hombres, se enfureció y regaló a Pandora, mujer del hermano de Prometeo, una caja donde estaban encerrados todos los males del mundo. Pandora, con una curiosidad innata infundida por los dioses, abrió la caja para ver su contenido y todos los males fueron liberados, pero la cerró rápidamente, quedando dentro únicamente la Esperanza.
Como esperanza de vida o expectativa de vida se denomina el tiempo medio de vida que a un individuo le queda por vivir. Como tal, se calcula considerando factores que afectan a los ciudadanos de un país, como la calidad de la medicina, la higiene y las guerras, entre otras cosas. En este sentido, se refiere únicamente a las personas que mueren por una muerte no violenta. Para los recién nacidos, por su parte, la esperanza de vida coincide con la duración media de vida en dicha población
En la religión cristiana, la esperanza es una de las tres virtudes teologales asentadas en la Biblia, junto con la caridad y la fe, según la cual se espera que Dios dé los bienes que ha prometido. Según Santo Tomás de Aquino, la esperanza es la virtud que otorga al hombre la confianza absoluta de que conseguirá la vida eterna y los medios para llegar a ella con la ayuda de Dios.
 Alimentarse alguien de esperanzas: es una expresión que significa esperar conseguir lo que se aspira o se pretende, aunque no existan muchos motivos para pensar que esto vaya a ser así.
Dar esperanza a alguien: significa darle a entender a una persona que aquello que quiere o espera, puede, efectivamente, lograrse.
  Llenar algo la esperanza: significa que una cosa corresponda con las expectativas que se habían formado sobre ella.
 

viernes, 21 de julio de 2017

ESTIMA



El cariño y el afecto que una persona siente hacia otra, un cariño que puede ser la base de una relación interpersonal ya que a mayor grado de estima entre dos personas, existe una mayor receptividad hacia ese vínculo. Por el contrario, cuando se produce algún tipo de antipatía, existe una distancia emocional.
Cuando una persona estima a otra tiene una valoración positiva de ella. Por tanto, esta estima externa también influye de modo directo en la autoestima del otro en tanto que el cariño de otras personas aporta sentimientos agradables y ayuda a construir un autoconcepto positivo.
Una persona estima a otra cuando le conoce. Es decir, es muy importante conocer a una persona de verdad, tener un trato con ella y saber cómo es para poder sentir un cariño sincero. Cuando una persona estima a otra realiza una valoración positiva de sus cualidades personales, ensalza sus logros, elogia sus talentos y sus acciones positivas.
Desde el punto de vista de la afectividad, el ser humano establece relaciones personales con los demás, se enriquece desde el punto de vista afectivo gracias a la compañía de otros compañeros de viaje: familiares, pareja, amigos, compañeros de trabajo...
Al establecer relaciones personales existe una ley universal: es imposible sentir el mismo grado de simpatía hacia todos los demás. Es decir, siempre existen preferencias personales, una mayor estima hacia alguien en concreto.
La estima es un sentimiento que puede experimentarse en distintos grados, es decir, existe un mayor o menor nivel de profundidad en este sentimiento que no solo puede tenerse hacia los demás sino también, hacia uno mismo. De hecho, en la medida en que mejora la relación que estableces contigo mismo también fluyen mejor las relaciones que estableces con los demás. El cariño hacia uno mismo es el motor para poder poner en práctica también las habilidades sociales con los demás.
 Las relaciones personales deben cultivarse con paciencia, cariño y respeto. Es indispensable dedicar tiempo a estos vínculos afectivos para evitar que el cariño se enfríe. Es decir, cuando se pierde el contacto con un amigo también puede que llegue el momento en el que dos amigos sientan que son dos extraños. Eso no significa que hayan dejado de estimarse pero la relación cambia, con la distancia emocional.


ESTREMECIMIENTO



Temblar de frío, miedo, emoción, etc..
Trastornarse
física o anímicamente.
Sacudir, agitar, vibrar, temblar, palpitar, tiritar
tener  escalofríos
asustarse, turbarse, alterarse, emocionarse, conmoverse, alarmarse, aterrarse, espantarse, sobresaltarse, horrorizarse