viernes, 21 de julio de 2017

ESTUPOR



El término estupor presenta dos usos recurrentes. Por un lado, cuando se quiere dar cuenta del asombro o la estupefacción que una situación acontecida causó entre los testigos u observadores de la misma se habla del estupor que el hecho causó entre los presentes.
Normalmente el concepto se usa como sinónimo de asombro y de sorpresa. Porque cuando alguien siente estupor quedará casi paralizada frente a determinado hecho que se suscita y que es capaz de pasmarlo de tal manera que no podrá reaccionar de una manera inmediata, necesitará tiempo para poder recuperarse y asimilar aquello que observó.
Mientras tanto, a la persona que justamente queda bajo los efectos del estupor, atónita, pasmada y sin capacidad de reacción se dirá que ha quedado estupefacto/a.
Ahora bien, debemos destacar que esa parálisis o asombro que afecta al estupefacto puede deberse a un hecho peligroso y temible, o todo lo contrario, puede ser la causa de algo maravilloso que nos sucede pero que nos sorprende tanto que nos deja en ese estado.
La estupefacción de alguien entonces puede derivarse de la sucesión de un accidente, por las maravillas que ofrece a la vista un paisaje, por algún descubrimiento científico, por una noticia o presencia que no se esperaba, por la pérdida irreparable de un ser muy querido, y tantísimas situaciones más… Ahora bien, debemos decir que el grado dependerá de la sensibilidad de quien lo sufre, puede ser que una situación de las descripta cause estupor momentáneo en alguno, y en otro un estupor ciertamente duradero en el tiempo.
Algunos signos físicos que permiten reconocer al estupor son: los ojos grandes bien abiertos, el corazón latirá más fuerte, apertura de la boca en seña de asombro grande y posibilidad de quedarse sin palabras.
Cuadro clínico en el que disminuyen las funciones intelectuales y el movimiento
Y en el ámbito de la Medicina se denomina como estupor a aquel cuadro que se caracteriza por la disminución en la actividad de las funciones intelectuales, que además llega acompañada de cierto aire o aspecto de asombro e indiferencia.
El estupor en este sentido consiste en la inmovilidad física, internamente, la persona que sufre de este trastorno o crisis puede pensar perfectamente bien. La persona está tan metida en sus pensamientos que no puede movilizarse.
La mayor parte de sus pensamientos se encuentra desconectada por afuera del mundo exterior, pudiendo tan solo en algunos momentos responder ante estímulos determinados, como por ejemplo cuando el médico realiza algunos movimientos con su cuerpo. También, puede darse que el paciente que sufre de estupor diga frases sin sentido, repita movimientos estereotipados, o en su defecto, que repita lo que el médico está diciendo. Si bien existe un tratamiento para esta afección, de presentarse en lo que se considera como forma maligna, catatonia letal de Stauder, la tasa de mortalidad es realmente elevada.
Respecto de su duración, puede durar un día, una semana, meses, o bien aparecer con intervalos en una persona que tenga la tendencia a lo que se conoce como catatonia.
La mayoría de las veces resulta ser una consecuencia del padecimiento de esquizofrenia y en psicosis de tipo maníaco depresiva, aunque no se descarta su manifestación en enfermedades que afectan directamente el sistema nervioso central, tales como tumores, accidentes cerebro vasculares, encefalitis, traumatismos, síndrome de abstinencia al alcohol, entre los más recurrentes.
Los especialistas identifican cuatro tipos de estupores: el catatónico que está asociado al padecimiento de la enfermedad de la esquizofrenia; el orgánico que se deberá justamente a una motivación orgánica, algún fallo o problema en este sentido; disociativo, es aquel que genera una situación de estrés importante o el que se vive tras la sucesión de un trauma; y finalmente el depresivo que es el que se produce en una situación de depresión aguda.

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