lunes, 30 de enero de 2017

EXTRAÑEZA

Extrañeza es una emoción que se genera en nosotros cuando hay algo que nos resulta fuera de lo habitual, que no es lo acostumbrado o que nos causa asombro o sorpresa.
Hay situaciones o comportamientos de otras personas que nos pueden causar esta emoción, esta sensación. Pero también puede aparecer dentro de nosotros.
En ocasiones, podemos sentirnos extraños a nivel físico; cuando ocurre esto se puede deber a varias razones entre las que se encuentra la posibilidad de estar en proceso de incubación de una enfermedad. Es importante atender a estas sensaciones e ir al médico si fuese necesario.
Por otro lado, la sensación de extrañeza podemos sentirla a nivel emocional; cuando ocurre esto debemos actuar de forma similar que cuando es a nivel físico. Busquemos que cosas de nuestro entorno, de la situación o de las personas que nos rodean han podido modificarse e intentemos identificar qué efecto está causando en nosotros.
Es importante entrenar la conciencia emocional y percibir nuestros cambios y el origen de ellos para poder actuar en consecuencia y no dejarnos dominar por las emociones y poderlas expresar de forma canalizada.
¿Cuáles son los síntomas de la extrañeza? 
Sentimos que algo es diferente en nosotros o en el ambiente.
Hay sentires difusos, sensaciones que parecen niebla emocional porque solo indican cierto grado de desorientación o de incomodidad. Precisamente cuando decimos que nos sentimos raros o extraños nos estamos haciendo referencia a esto. ¿Quién no se ha sentido extraño, raro, alguna vez?  Hablemos de qué es sentirse raro y cómo podemos afrontarlo.
En esta modalidad la extrañeza se define por una cierta indefinición emocional, difusa, así como el hecho de ir acompañada de una valoración negativa por parte de quien lo experimenta. Pero ambas características son engañosas puesto que encierran otras que inicialmente no se dejan ver. habitualmente el malestar asociado suele tener que ver con un dolor que o no queremos ver, o es el sumatorio de pequeños dolores que coinciden en el mismo tiempo.
Niebla emocional
El origen de ese sentimiento a veces tiene que ver con una situación, como entrar a un lugar nuevo y que todos te miren. Otras veces es más interno y tiene que ver con cambios personales. Por último hay ocasiones en el que el punto de partida es mixto, como las derivadas de la combinación de una enfermedad, por ejemplo, con el proceso personal de aceptarla. Nos podemos sentir extraños con personas que consideramos cercanas pero con las que descubrimos que hemos perdido la conexión, o nos encontramos raros realizando tareas que de alguna forma nos hemos visto forzados a hacer. Son muchas las ocasiones en las que nos vemos raros.
Si profundizamos un poco podremos llegar a que la extrañeza nos lleva a otros sentimientos o emociones que se esconden tras la aparente neutralidad emocional de la tibieza del sentirse raro, de algo tan disculpable como no tener un buen día.
Tendemos a pensar estáticamente como si la realidad no cambiara, cuando precisamente sucede todo lo contrario. Es normal que en ocasiones sintamos nítidamente esos procesos de cambio y que éstos nos originen esa sensación de extrañeza. Observemos pues qué ha cambiado en nosotros, en nuestra vida, en nuestras emociones durante los últimas horas o días.
Aquello que no comprendemos nos origina un cierto vértigo, un miedo generado porque nos sentimos  vulnerables ante la amenaza con la que percibimos lo desconocido. En este caso la extrañeza viste más de perplejidad, de frustración ante la imposibilidad de entender o de dar una explicación a lo que sucede. así pues la recomendación es la de pensar si hay algo de todo esto en los sucesos cotidianos recientes.
Sentirse raro es también una respuesta, una reacción ante el entorno en el que nos movemos y en el que nuestra identidad, nuestras ideas, nuestros gustos entran en contacto y en relación con los de los demás. Así podemos encontrarnos con una segunda modalidad de extrañeza que tiene que ver con la evidencia de diferencia. En este caso no suele generar malestar salvo por problemas derivados de la falta de adaptación, pero se trata de algo mucho más contextual que en el primer caso.
Hay que entender también que acostumbramos a desenvolvernos en lo que entendemos por normalidad, lo que se hace, lo que se considera correcto porque todos lo hacen. En realidad la normalidad es un concepto estadístico al que concedemos rango de indicador hasta el punto de incomodarnos cuando nos encontramos fuera de los límites artificiales de la hipótesis de normalidad.
Hay personas que buscan ser raras, que se deleitan en la extravagancia por el beneficio de sentirse diferentes al resto, hasta el punto de buscar permanentemente sentirse así. Es evidente que sentirse diferente es un derecho y que, de hecho, puede ser positivo. Pero es importante ser honesto con nuestro ejercicio de la diferencia puesto que marcar ciertos límites no es más que una señal que  informa de nuestra posición en un mapa y no debemos confundirla con el norte de la brújula.



























jueves, 26 de enero de 2017

FASTIDIO

Existen circunstancias de vida que son muy agradables pero también hay otras que son realmente incómodas. En la rutina cotidiana pueden producirse situaciones que sin tener un gran trasfondo negativo sí son motivo de disgusto personal. Estas situaciones que producen un disgusto leve son motivo de fastidio. Por ejemplo, un amigo siente fastidio cuando aquel con quien había organizado un plan concreto lo anula en el último momento y entonces, siente que sus ilusiones se rompen de golpe.
Una persona también experimenta fastidio cuando su jefe le asigna tareas extra de forma imprevista y debe hacer horas de más en la oficina para poder llegar a todo.
Experimentamos fastidio siempre que algo rompe con nuestras expectativas a nuestro pesar y no podemos hacer nada al respecto, nada más que aceptar la situación tal y como es. Es un fastidio que el vecino ponga la radio a altas horas de la madrugada mientras esa falta de consideración con el vecindario perjudica el sueño de los demás.
Una molestia concreta
Es un fastigio realizar un proyecto y una vez que lo tienes muy avanzado debes invertir nuevamente mucho tiempo para hacer cambios y modificaciones ya que hay muchos errores por corregir. El fastidio se produce por el acontecimiento concreto y también, por las consecuencias que este ha tenido en tu rutina inmediata y en tu ánimo. Un disgusto produce desagrado ya que nos gustaría que las cosas se hubiesen dado de otro omdo.
Otro motivo de disgusto habitual es quedar con un amigo y que este llegue con un cuarto de hora de retraso a la cita y ni siquiera avise con antelación. El fastidio muestra las dificultades propias de la convivencia social, cuando las expectativas distintas, la situación personal diferente de cada uno y el modo de ser de cada persona hacen que no siempre sea fácil cuadrar como las agujas de un reloj las ilusiones comunes para evitar que se produzcan disgustos de última hora.
Tolerancia a la frustración
De hecho, mientras que para un niño cualquier cosa que rompa sus expectativas puede ser motivo de rabieta (fastidio) por el contrario, en la etapa adulta aprendemos a gestionar mejor estos imprevistos.
Una crítica negativa, un encuentro casual con una persona que no te cae bien, una noticia negativa pueden ser también motivo de fastidio.


FELICIDAD

La felicidad es una de las tantas emociones y estados que experimentamos los seres humanos en esta vida y esta asociada con una sensación de plenitud, alegría, goce y realización.
Así como sucede con todas las emociones, la felicidad, tiene una explicación fisiológica, resultado de una actividad neural fluida en la cual los factores internos y externos interactúan mutuamente estimulando el sistema límbico, que es aquel que está conformado por varias estructuras cerebrales como ser: el tálamo el hipotálamo, hipocampo, amígdala cerebral, séptum, cuerpo calloso y mesencéfalo y sobre el cual descansa la función la de dar respuesta a los estímulos emocionales que lo requieran. En este sentido, se destaca la participación de determinadas sustancias, como la dopamina, un neurotransmisor involucrado en la mayor parte de los fenómenos que generan placer, como la propia felicidad y la recompensa. Es por ello que ciertos fármacos que actúan sobre los circuitos cerebrales conectados mediante la dopamina se relacionan con el bienestar, como ocurre con la mayor parte de los antidepresivos modernos.
En tanto, la felicidad no es igual para todos y esto es porque todos los seres humanos somos únicos e irrepetibles, lo cual nos lleva a tener diferentes aspiraciones, ambiciones y metas en la vida, las cuales también tendrán mucho que ver con el logro o el fin al cual tendemos los humanos que no es otro que alcanzar, en lo que hacemos y junto al entorno afectivo que hayamos elegido, la felicidad.
Entonces, será por estas diferenciaciones propias de la especie humana que para algunos, por ejemplo, casarse con la persona que se ama es equivalente a la felicidad, pero para otros esto mismo no implique la felicidad y si lo sea emprender un viaje hacia algún destino que siempre añoró. También y siguiendo por este mismo camino, hay personas que son felices viviendo una vida sin muchos sobresaltos y cambios, en cambio, hay otros que creen que una vida rutinaria sin emociones, ni adrenalina equivale a una existencia frustrada, la principal causa de la infelicidad según dicen.
De esto se desprende que la felicidad es un proceso interior que dependerá más de los ideales de vida que tengamos y nos hayamos propuesto, más que de una convención social impuesta por la sociedad en la cual vivimos y esto resulta muy evidente sobre la base que aquello que me hace feliz a mí, puede y no tiene por qué hacer feliz a quien tengo a mi lado. Esta aparente contradicción ocurre en todas las escalas de la existencia humana, desde el propio mundo interior de cada ser humano, pasando por las parejas, las familias nucleares, las pequeñas comunidades e incluso las naciones. En este contexto, fenómenos como la filantropía, el altruismo o la fe se consideran herramientas que buscan en el fondo alcanzar la felicidad personal en la búsqueda de la felicidad de los otros, acaso uno de los caminos de mayor nobleza en este sentido.
No obstante, es prudente diferenciar a la alegría de la felicidad, ya que se postula que la felicidad requiere de una sublimación racional de las emociones. Así, un animal puede estar alegre o contento, pero resulta difícil precisar si está feliz. En cambio, un ser humano puede encontrarse tanto alegre como feliz, o bien alegre pero no aún feliz.
De todos modos, es apropiado reconocer que la felicidad no sólo dependerá de las grandes aspiraciones que se puedan concretar una persona, sino que las pequeñas cosas del día a día, así como la solución de aquellos aspectos cotidianos que surgen como diminutos desafíos también contribuirán a hacer más o menos feliz a una persona. La realidad, lejos de constituir un obstáculo permanente para alcanzar la felicidad de acuerdo con las apreciaciones subjetivas, acaso representa una herramienta prodigiosa para lograr esta meta de la vida a la que todo individuo aspira, en forma personalizada o a título de la comunidad de la que forma parte.

FERVOR

El término fervor es aquel que se utiliza para designar a todo sentimiento o sensación de mucha pasión, devoción y entrega que las personas pueden demostrar en determinadas situaciones de la vida. El fervor se relaciona en muchos sentidos con situaciones o circunstancias ligadas a lo religioso, a lo místico ya que es en esos momentos en los que el ser humano en cuestión cree en algo que no puede conocer de manera concreta y entonces apela a su espiritualidad, a sus sensaciones, a su sentir para entregarse completamente a él. El fervor puede ser visto como algo positivo en cuanto a entrega y compromiso con algo pero también como algo negativo cuando supone una manera irracional o descontrolada de actuar.
El ser humano, como ser conciente, tiene la posibilidad de manejar en gran parte sus sensaciones, deseos o intereses a través de la racionalidad. Sin embargo, el fervor es quizás una de esas sensaciones o sentimientos que surgen desde lo más profundo del ser y que muchas veces escapa a la explicación racional o conciente como puede suceder con otras cosas. El fervor es algo que surge de manera espontánea, es decir, que el individuo no puede buscar sentir fervor por algo si no que lo hace de manera inconciente. Dependiendo de cada situación o circunstancia particular, el fervor puede surgir de un minuto a otro pero también de manera progresiva. Este último caso es el más común ya que para que una persona sienta extrema devoción o entrega a un fenómeno (como puede ser un fenómeno religioso) debe interiorizarlo como propio y sentirlo crecer en su ser.
Tal como se dijo, el sentimiento de fervor es algo que se vincula en la mayoría de los casos con cuestiones religiosas ya que la religión o la espiritualidad conecta a las personas con ámbitos no palpables, no cuantificables. Es por eso que la única manera de comprender y sentir verdaderamente la presencia de un dios, de una figura adorada o de un sistema de creencias religiosas es a través del fervor, del sentimiento, de la identificación con ello a nivel espiritual y mucho más profundo que lo racional.



FIRMEZA

La palabra firmeza nos permite referirnos a la estabilidad y fortaleza que presenta un individuo como rasgo saliente de su personalidad, forma de ser. Quien dispone de firmeza en su actuar, pensar, etc., es porque finalmente ha logrado vencer los temores que determinadas situaciones o circunstancias a veces suelen despertar en los seres humanos. Entonces, quien demuestra firmeza no se rendirá ante la aparición de dificultades que amenacen con trastornar su misión, sino muy por el contrario, la firmeza otorga esa cuota de constancia que se necesita para la consecución de los objetivos propuestos.
De lo mencionado líneas arriba se desprende que también a partir de la palabra firmeza, podremos dar cuenta, en aquellos casos que lo merezcan, de la constancia y de la entereza que alguien dispuso para el logro de sus metas. Por ejemplo de aquel individuo que ante el objetivo de presentar su tesis para finalmente obtener su título de grado, se dedicó de lleno y exclusivamente a ello, investigando, estudiando, recopilando material documental y jamás se distrajo en su objetivo, diremos entonces con todo criterio y justeza que se dedicó con muchísima firmeza en el logro de su objetivo que era la realización de su tesis.
 La firmeza es la calidad de firme, siendo este vocablo originado en el latín “firmus” que alude a algo sólido y bien asentado. Cuando decimos por ejemplo “este suelo está firme o esta construcción está firme” hacemos referencia a que no se mueve ni se hunde, ni se cae. Luego de navegar o volar en avión, cuando se llega al continente se dice que se arribó a “tierra firme”.
Aplicado al carácter y decisiones de una persona; se lo atribuye a quien actúa sin dudas, con seguridad y sin vacilaciones, sabiendo lo que quiere, y cómo obtenerlo. Quien posee firmeza de carácter no se deja doblegar por las adversidades ni recibe influencias no deseadas. Es lo contrario de quien tiene un carácter sumiso y dubitativo. Ejemplos: “se debe tener un carácter con mucha firmeza para imponer disciplina a estos niños tan traviesos” o “su madre es tan posesiva, que sólo Juan de entre todos sus hermanos, por tener firmeza de voluntad, pudo estudiar lo que quería y no lo que ella pretendía”.
Se aplica también al cuerpo. Alguien tiene un cuerpo firme o provisto de formeza, cuando no está laxo, se sostiene. En general esto sucede en la niñez y juventud, ya en la edad adulta la firmeza (especialmente en el abdomen masculino y en los senos y glúteos femeninos) puede conservarse gracias a los deportes, a la gimnasia o a la cirugía.

FORTALEZA


La definición popular que se le da a la fortaleza  no está realmente bien enfocada, porque ser fuerte emocionalmente no tiene nada que ver con no llorar o no sufrir una crisis, sino más bien con el hecho de saber sobreponerse a las situaciones y avanzar hacia el futuro aprendiendo de lo que te va ocurriendo.
Una persona que tiene fortaleza es capaz de adaptarse más rápidamente a los cambios que llegan a su vida. Así, aunque no le gusten o le resulten complejos, hace todo lo posible para que la situación sea más llevadera.
Cuando alguien no piensa como tú, o no actúa como tú y llega a decepcionarte, eres capaz de sobreponerte y conseguir que la situación no llegue a afectarte realmente. Alguien que no es fuerte puede llegar a desplomarse por este hecho.
Cuando te ocurren cosas en la vida con las que no puedes luchar, sino que simplemente hay que aceptar y mirar hacia adelante, las personas fuertes aprenden de ellas para evitar que vuelvan a ocurrir en el futuro.
Una persona con fortaleza  es aquella que puede recuperarse de un fracaso de una forma más rápida que una persona que no lo es. Y tú, ¿crees que te recuperas fácilmente de las cosas que te salen mal en la vida?
Cuando te ocurre algo que te sorprende, que te desanima o que no te gusta, no ves las cosas únicamente en el corto plazo. Sueles mantener una postura centrada en los efectos futuros, mucho más allá de la molestia.
Ser fuerte  es una cuestión de actitud. Si no lo eres, puedes llegar a serlo si te centras en ti misma, si recuerdas que lo importante en la vida en realidad es aprender y seguir hacia adelante, y si te valoras correctamente con respecto a los demás
La fortaleza, tiene un lado que puede venir de nacimiento, pero también tiene otra parte que puede ser desarrollada desde la estructura del pensamiento.
Sólo tenemos que hacer unas preguntas a alguien, para darnos cuenta de la debilidad o fortaleza interior que posee.
Quien piensa de una manera débil y temerosa, también emocionalmente lo será, porque los pensamientos se transforman en emociones.
Por lo tanto la fórmula sería:
Pensamiento triste y negativo = Emociones débiles
Pensamiento motivador y positivo = Emociones fuertes
Analiza cómo es tu pensamiento y verás que será acorde a tus emociones. No es lo mismo enfrentarse a una situación difícil, dudando de nosotros mismos, con temor, pensamientos pesimistas, que hacerlo con pensamientos reforzadores, como “va a salir bien”, “confío en mi”, “vamos, puedes hacerlo!”, etc..
Si quieres adquirir fortaleza emocional, deberás empezar por pensar de una manera fuerte, ganadora, positiva.
Adquirir emociones positivas a través del pensamiento es posible, requiere práctica y puedes empezar a sentirlo desde lo más sencillo. Con frases cortas que deberás repetirte interiormente a lo largo del día.
Prueba un día a que nada en tu mente sea negativo, ya desde que te levantes tienes que pensar como si todo te fuera genial, como si tuvieras una seguridad aplastante. Actúa y compórtate como te gustaría ser y acabarás convirtiéndote en ello.
Aparta la cortina al levantarte y piensa “hoy va a ser un día espléndido!”, mírate al espejo y piensa “Te quiero!, confío en ti porque puedes conseguir lo que te propongas” y dedícate un beso.
Si ya empiezas así el día, será como un grano de arena que se irá transformando en una montaña. Di adiós al pesimismo, victimismo, quejas, críticas y dale la bienvenida a la seguridad, motivación, felicidad.
Cuántas veces hemos visto a entrenadores animando a sus deportistas. Les aportan motivación y ganas de luchar, ganas de ganar. Ellos emplean la técnica de las frases motivadoras positivas y eso muchas veces hace que ganen las batalla.

FOBIA

La palabra fobia proviene del griego phobos (miedo, terror). Como indica su etimología, la fobia es un terror o miedo excesivo, irracional, incontrolable y desmesurado respecto al perjuicio que el objeto, persona o situación temida puede ocasionar.
Dicho temor irrazonable que hace que la persona afligida sienta pánico, a pesar de saber que su temor es ilógico. Sin embargo, cada vez que se ve expuesta a la situación productora de temor, parece impotente para controlar su miedo.
La fobia es un trastorno de ansiedad muy frecuente. La permanencia de una persona fóbica frente a lo temido y la imposibilidad de alejarse, le generan un estado de ansiedad creciente, que viene acompañado con síntomas somáticos y/o psicológicos.
Los síntomas o características que puede tener una persona al enfrentarse a su fobia son nerviosismo, dificultad para respirar, temblores, sudoración, miedo a perder el control o volverse loco, miedo a morir, etc.
Las fobias pueden incluir el temor a los espacios abiertos (agarofobia), así como a lugares cerrados (claustrofobia), temor pararse en un lugar elevado aunque este rodeado por barandas protectoras (acrofobia), miedo a las arañas (aracnofobia), miedo a la sangre (hemofobia), al agua (hidrofobia), al colegio (escalofobia) o fobia escolar, entre otras.
Mucha gente puede vivir vidas razonablemente normales a pesar de tener una fobia. No obstante, otros restringen sus  actividades diarias debido al temor a que les suceda algo, y algunos llegan a ser tan irrazonables que se afecta su comportamiento normal y entran en graves estados de angustia.
La fobia es una enfermedad mental que puede curarse mediante tratamiento con medicamentos ansiolíticos, terapias psicológicas, etc.
La fobia es un miedo intenso, persistente e irracional hacia un objeto, situación o actividad específica, debido al cual el individuo lleva una vida limitada. También puede definirse como un conjunto de reacciones que tienen las personas cuando se encuentran frente a una cosa o situación que le infunde miedo.
La conducta fóbica está en estrecha relación con el padecimiento de la angustia.
El miedo y fobia se diferencian fundamentalmente en su intensidad y en sus repercusiones. El miedo común suele aparecer ante circunstancias que objetivamente representan algún peligro real. Su repercusión en el estado de ánimo de quien lo sufre generalmente guarda proporción con el peligro que se corre. Por el contrario, la persona que tiene fobia, siente una sensación de miedo mucho más intensa, que no guarda relación con el objeto que lo produce.
En la fobia si existe un objeto claro y definido, más esto no quiere decir que el motivo del temor sea el objeto. En realidad, el objeto fóbico es un símbolo asociado a conflictos inconscientes. Se puede decir que, como en la angustia, el sujeto tiene miedo a sus pulsiones, las cuales sustituye por un objeto, irrisorio en la mayoría de los casos.
Desde este punto de vista la fobia es mas bien un mecanismo de defensa ante la angustia que provocan los conflictos internos. Se puede decir que es un intento de autoengaño, el sujeto no puede soportar ciertos deseos, afectos y conflictos. Trata de negar su realidad y desplaza su angustia hacia un objeto, el cual sí puede ser evitado.
La ansiedad fóbica se distingue de otras formas de ansiedad por que ocurre solo en presencia de un objeto o situación especifica, caracterizándose por síntomas fisiológicos como el latido cardiaco acelerado, molestias gástricas, nauseas, diarreas, micción muy fuerte sensación de ahogo, enrojecimiento del rostro, transpiración abundante, temblores y desmayos. Algunos fóbicos son capaces de afrontar sus miedos, pero por lo general evitan el objeto que les causa el temor, lo que a menudo impide la libertad del sujeto.
Las fobias de situación:
Que son reacciones que se suscitan cuando las personas se encuentran en un lugar determinado.
Agorafobia.
Miedo intenso a los espacios abiertos. En la actualidad este término incluye además la presencia de alguno de los siguientes síntomas:
Miedo a salir solo/a del hogar o a alejarse del mismo.
Miedo a situaciones o lugares en donde escapar pueda resultar dificultoso o vergonzante. Por ejemplo un estadio de fútbol o un cine repleto donde  la salida se encuentre obstruida o exista dificultad para "huir" en forma inmediata.
Miedo a lugares o situaciones que, en el caso de padecer una Crisis de Pánico, no pueda disponerse de ayuda inmediata
Miedo a viajar en tren, aviones, automóviles  o autobuses. En este caso el temor suele ser proporcional a la distancia que se encuentra del hogar o del lugar donde la persona se sienta segura. Cuanto más lejos del "hogar" más miedo o angustia.
Miedo a cruzar la calle.
Miedo a encontrarse en medio de multitudes o embotellamientos de tránsito en donde la vuelta a un lugar "seguro" (generalmente el hogar) sea dificultosa de realizar en forma inmediata.
Las situaciones que provocan agorafobia tienden a evitarse (por ejemplo: viajar o estar solo/a fuera de casa) o en el caso de realizarse provocan un gran malestar (angustia, ansiedad o miedo) y se hace indispensable la presencia de un ser conocido que brinde seguridad para soportarlas.
Este trastorno, en grado severo, es sumamente incapacitante y dificulta el normal desempeño de las tareas habituales ya sean laborales, familiares o sociales. Por ejemplo: incapacidad para asistir al trabajo o realizarlo con gran esfuerzo acompañado/a por una persona que dé seguridad. En las mujeres es frecuente que no puedan ir a realizar las compras diarias sin la compañía de alguien. En las formas muy severas de Agorafobia suele haber una incapacidad absoluta de salir del hogar e incluso de permanecer en el mismo sin el acompañamiento de seres queridos que le brinden seguridad.
Aunque la gravedad de la ansiedad y la intensidad de la evitación pueden ser fluctuantes, éste es el más incapacitante de los trastornos fóbicos y algunas personas pueden llegar a quedar completamente confinadas en su casa. En ausencia de un tratamiento efectivo la agorafobia suele cronificarse. Este trastorno provoca una disminución marcada en la calidad de vida de quien lo padece, afectando sus posibilidades laborales, sociales y académicas. También afecta las relaciones familiares por el alto grado de dependencia que implica la necesidad de ser acompañados. La restricción que la agorafobia produce en la vida cotidiana, provoca un marcado descenso en la autoestima y puede favorecer la aparición de una depresión.
La Claustrofobia es un miedo intenso a los lugares cerrados.
La persona tiende a evitar la situación fóbica, aunque reconoce que el miedo es excesivo o irracional. Se realiza el diagnóstico de fobia específica sólo si la fobia interfiere significativamente en la vida cotidiana del individuo. Dado que la claustrofobia es un miedo a los espacios cerrados, las situaciones que se evitan son ascensores, túneles, el metro, habitaciones pequeñas, técnicas de diagnóstico médico como el TAC, etc. La persona no teme la situación en sí misma, sino las posibles consecuencias negativas de estar en ese sitio. Los miedos más frecuentes son quedarse encerrado o la asfixia. La mayoría de los espacios claustrofóbicos conllevan un riesgo de quedarse encerrado (por ejemplo en un ascensor) y una restricción de movimientos, por lo que las personas con claustrofobia suelen sentirse muy vulnerables cuando se restringen sus movimientos. El miedo a la asfixia suele aparecer porque las personas creen que no hay suficiente aire en un espacio cerrado.
Entre un 2 y un 5% de la población general sufre claustrofobia. Su inicio se asocia normalmente con haber vivido una experiencia desagradable en un espacio cerrado (por ejemplo, quedarse encerrado en un ascensor). Sin embargo, el miedo a los espacios cerrados también se puede adquirir indirectamente, por recibir información sobre experiencias desagradables en espacios cerrados o ver a alguien pasar por una experiencia de este tipo.
Las fobias de objetos:
Que es el temor a estar en contacto tanto con objetos inanimados como con animales esta ultima se llama zoofobia.
Las fobias de impulsos:
Que se producen cuando se teme realizar un acto peligroso, como arrojarse por una ventana (fobia de defenestración). El miedo desaparece cuando se alejan de esos espacios.
También podemos encontrar otras variantes de las fobias, en este caso podemos subdividirse en fobias comunes y fobias ocasionales. En el primero de los casos podemos citar el miedo a la sociedad, a la muerte, a los peligros en general o sea un miedo exagerado a cosas que todo el mundo teme. Y las fobias ocasionales en donde la angustia surge en situaciones especiales como lo es el miedo a la locomoción.
Fobias más comunes.
Acrofobia: Miedo a las alturas.
Ailurofobia: Miedo a los gatos.
Algofobia: Miedo al dolor.
Androfobia: Miedo al varón (sólo para mujeres).
Antofobia: Miedo a las flores.
Apifobia: Miedo a las abejas.
Antropofobia: Miedo a la gente.
Astrofobia: Miedo a la meteorología, es decir, truenos, rayos y tormentas).
Bacterofia: Miedo a los microorganismos.
Balistofobia: Miedo a las balas.
Barofobia: Miedo a la ingravidez.
Batofobia: Miedo a las profundidades.
Belonefobia: Miedo a los objetos punzantes.
Botanofobia: Miedo a las plantas.
Clinofobia: Miedo a las camas.
Cromofobia: Miedo a ciertos colores.
Decidofobia: Miedo a tomar decisiones.
Demofobia: Miedo a las multitudes
Dendrofobia: Miedo a los árboles.
Domatofobia: Miedo a ser confinado en casa.
Dorafobia: Miedo al pelaje.
Entomofobia: Miedo a los insectos.
Ergofobia: Miedo al trabajo.
Escotofobia: Miedo a la oscuridad.
Fobofobia: Miedo a los propios miedos.
Gefidrofobia: Miedo a cruzar puentes.
Ginefobia: Miedo a la mujer, sólo para hombres.
Hematofobia: Miedo a la sangre.
Iatrofobia: Miedo a los médicos.
Monofobia: Miedo a estar solo.
Necrofobia: Miedo a los muertos.
Nictofobia: Miedo a la noche.
Ofidiofobia: Miedo a las serpientes.
Ombrofobia: Miedo a la lluvia.
Optofobia: Miedo a abrir los ojos.
Pecatofobia: Miedo a cometer pecados.
Pedifobia: Miedo a los niños.
Psicrofobia: Miedo al frío.
Talasofobia: Miedo al mar.
Teratofobia: Miedo a los monstruos.
Tricofobia: Miedo al pelo.
Tropofobia: Miedo a cambiar de situación
Verbofobia: Miedo a las palabras.
Vestiofobia: Miedo a la ropa.
Xenofobia: Miedo a los extranjeros.
Manifestaciones de las fobias.
Las reacciones fóbicas no son tan previsibles, ni esperadas; no son peligrosas, porque en general nunca llegan a dañar a otros y podemos encontrar las siguientes manifestaciones:
Psicológicas:
La persona se horroriza y siente pánico repentino frente a la situación que tiene que atravesar aunque no haya un peligro real. En general los pensamientos son invadidos por una serie de riesgos y desafíos imaginarios.
Manifestaciones físicas:
Se expresan con temblores corporales, aceleración del pulso cardíaco, transpiración y la persona afectada por este tipo de fobia siente la necesidad imperiosa de huir.
Defensivas:
En este caso, las personas que tienen miedo de enfrentar situaciones temidas no solo las evitan sino que huyen.
En ciertas ocasiones algunas personas padecen ataque de pánico: de repente el sujeto se marea, no puede respirar, se ahoga, siente miedo a morirse o a enloquecer.
Fobia social.
La fobia social es una timidez exacerbada y se caracteriza por un temor continuo e incontrolable a enfrentar determinadas situaciones sociales. No se debe confundir a la timidez con la fobia social, porque las personas experimentan un cierto temor a afrontar situaciones sociales, peor no por ello se incapacitan, peor en el caso de la fobia las situaciones sociales provocan ansiedad, angustia y/o pánico. Por lo que comienza a evitar todo tipo de compromisos sociales, inhibiendo la funcionalidad de las personas que la padecen.
La fobia social se enumera dentro de los “trastornos de ansiedad” y se define como el temor acusado y persistente por una o más situaciones sociales o actuaciones en público en las que el sujeto se ve expuesto a personas que no pertenecen al ámbito familiar o a la posible evaluación por parte de los demás. Así la exposición a las situaciones sociales temidas provoca casi invariablemente una respuesta inmediata de ansiedad relacionada con la situación.
Algunas fobias sociales son restringidas (por ejemplo a comer en público, a hablar en público o a encuentros con el sexo contrario), otras son difusas y abarcan casi todas las situaciones sociales fuera del círculo familiar.
Al contrario que la mayoría de las fobias, las fobias sociales se presentan con igual frecuencia en varones y en mujeres.
El deseo que solemos tener todos de formar parte de los grupos sociales, ser valorados y apreciados se ve gravemente disminuido, con la consiguiente baja autoestima y complejo de inferioridad.
Elementos más importantes de la fobia social:
Preocupación por llegar a ser el centro de atención cada vez que nos encontramos con alguien.
Temor a propósito de que alguien nos mire y observe lo que estamos haciendo.
Temor a que nos presenten.
Temor a propósito de comer o beber en público
Dificultad para manejarse en comercios y relaciones administrativas
Terror a dirigirse a un público o grupo de amigos
Aversión a realizar llamadas telefónicas y realizar gestiones
Dificultad para confrontarse en el trabajo o hacer reclamaciones (incluso si se tiene la razón y el derecho de hacerlo)
Las fiestas y reuniones son una pesadilla y el comportamiento de la persona que tiene fobia social consiste en ponerse cerca de la puerta o encargarse de discretas tareas que le permitan huir de la situación.
Tendencia a rehuir espacios cerrados donde hay gente
Sensación de que todos nos miran y nos desvalorizan
Temor a que nuestras intervenciones parezcan ridículas, pobres o inadecuadas. Miedo a 'quedarnos en blanco'.
Fobias infantiles.
Casi todos los niños pasan por periodos de fobias. Podemos indicar dos características: en primera instancia desaparecen sin dejar huellas y por otro lado son de aparición temprana.
En el desarrollo normal de la infancia, hay un periodo, entre los dos y los cuatro años, donde se dan los famosos terrores nocturnos infantiles. Estos se pueden considerar como autenticas fobias, mas son completamente normales en la evolución y tienden a desaparecer. Los casos en los que la fobia no es superada, se debe a que hay algo que permaneció en conflicto o algo que nunca se adquirió.
Conductualmente las fobias se manifiestan con escape y evitación: los niños huyen frente a las cosas que les generan miedo o rehúsan asistir a los lugares donde creen encontrar las cosas que les genera temor. Son muy comunes en la infancia más en niñas que en niños. Los miedos mas frecuentes son a los animales, oscuridad y separación, cuando el miedo interfiere significativamente con el funcionamiento del niño usualmente se busca ayuda profesional.
Fobias escolares.
Decimos que un niño sufre de "fobia escolar" cuando el temor que le inspira el colegio es sostenido durante un período importante de tiempo, tornándose incapacitante e interfiriendo con el normal desarrollo de sus actividades cotidianas. El temor, aparentemente irracional, lleva al niño a desplegar una serie de conductas sintomáticas destinadas a evitar el contacto con aquello que lo genera: la escuela, sus docentes, sus compañeros, etc.
Es importante poder reconocer algunos síntomas típicos de esta alteración. El niño se niega a asistir al colegio, aduce dolores o enfermedades y, si es obligado a concurrir, frecuentemente despliega una batería de comportamientos que pueden ser confundidos con un berrinche (llanto, pataleo, etc.). Lo típico sería la crisis de ansiedad aguda unida a las primeras experiencias escolares, pudiendo presentar rabia, enfado, oposición, y que se manifestaría en el momento de salir de casa hacia la escuela. Esta situación, propia del principio de la escolarización, estaría más en la línea de la ansiedad de separación.
Causas mas frecuentes de la fobia escolar.
Las causas más probables serán el temor de abandonar la seguridad de su casa o a exponerse a un riesgo particular existente en el colegio (compañero que le pegó) o miedo a un maestro muy severo. A veces puede ser el primer síntoma de un problema de aprendizaje y un síndrome de falta de concentración, por el cual el niño no comprende las materias enseñadas y teme enfrentar al profesor y demás compañeros.
Otras causas pueden ser:
Padres o parientes muy cercanos con alta incidencia de desordenes de ansiedad.
Una predisposición biológica demostrada desde la infancia, los bebes lábiles se conocen porque son irritables, lloran mucho y reaccionan muy fuertemente a los cambios en temperatura, alimentación, cuidadores, rutinas, entre otros.
Muerte de la madre o divorcio incrementan el riesgo para desordenes de ansiedad en la adultez.
Estrés materno y eventos estresantes de vida familiar, por ejemplo, problemas económicos o emocionales de los padres.
El niño ha visto temor a la escuela o situaciones desconocidas por parte de la madre, ellas se pueden comportar de manera que presentan fuertes reacciones emocionales cuando se tienen que separar de los niños.
La madre puede suministrar una buena relación en la infancia temprana pero es incapaz de negar algo al niño cuando es mayor, madres permisivas que magnifican los problemas del niño fuera del hogar también ayudan a desarrollar problemas emocionales.
La fobia escolar está asociada a eventos reales o imaginados especialmente de enfermedades de los cuidadores.
Las reacciones a la entrada del colegio no se consideran fobia escolar, sin embargo estas reacciones si no son bien manejadas pueden tornarse en fobia escolar.
Tratamiento para la fobia escolar.
Se ha empleado psicoterapia con la madre y el niño para disminuirla fobia escolar. La investigación indica que el tratamiento iniciado inmediatamente después de la presentación de los síntomas es más rápido y exitoso que el que se demora semanas o meses.
Los programas conductuales han sido muy exitosos. La principal estrategia es la exposición gradual a contactos cada vez mayores con la escuela con apoyo del terapeuta. Los periodos van incrementando hasta llegar a la permanencia completa. Se han utilizado también reforzamiento social, imaginario y durante periodos posteriores se utilizan economía de fichas para mantener la conducta. Algunos programas con cooperación de todas las personas del ambiente para ignorar todos los reportes de miedo, obligar a la asistencia a la escuela y aconsejar a los padres acerca de procedimientos específicos, han mostrado resultados impresionantes, aun cuando en algunos casos los tratamientos no incluyen interacción terapeuta niño.
Fobia sexual.
Una fobia sexual es el temor persistente e irracional asociado al deseo compulsivo de evitar sensaciones o experiencias sexuales, con la característica que el individuo reconoce este miedo como irracional o excesivo. Estos pacientes fóbicos pueden llegar a evitar por completo el sexo, o su evitación y ansiedad la restringen a determinadas facetas de la sexualidad: a los genitales, a las secreciones y olores genitales, a penetrar o ser penetrada, al orgasmo, a que sean vistos desnudos, al beso profundo, a la masturbación, al embarazo, al sexo oral genital.
Hay pacientes que su aversión al sexo los lleva a mantenerse vírgenes durante toda la vida, no se casan y se convierten en individuos con verdaderas fobias sociales. En ocasiones y con motivo de diversas causas tales como una experiencia sexual traumática (abuso sexual, violación, vejaciones sexuales), o la ausencia de una educación sexual correcta, por mencionar algunas de las causas más frecuentes, hay personas que experimentan una ansiedad extrema cada vez que se les plantea la posibilidad de mantener una relación sexual o cuando se enfrentan a multitud de estímulos que tienen que ver con la sexualidad.
Aunque muchas más investigaciones deben conducirse antes de que los científicos puedan demostrar las causas específicas de la enfermedad, los profesionales de salud mental están tratando trastornos en millones de americanos con mucho éxito.
Uno de los tratamientos más efectivos es insensibilización sistemática, la cual es una forma de terapia de exposición. Con insensibilización sistemática, los pacientes primero aprenden profunda relajación de los músculos. Luego nombran las situaciones que causan reacciones fóbicas y las van enumerando de acuerdo a su severidad.
Bajo la dirección del profesional de salud mental, luego se le pide a los pacientes que se imaginen la escena que menos provoca miedo mientras están relajando. Mientras vayan obteniendo control de esta situación, se van moviendo al próximo nivel de temor. Mientras vayan trabajando a través de la jerarquía de situaciones temerosas, los pacientes lentamente van rompiendo sus asociaciones entre el objeto o circunstancias temidas y los sentimientos de miedo y ansiedad.Otra forma de terapia de exposición también somete a los pacientes al objeto o a la situación de temor. Pero no como insensibilización, esta terapia de exposición, llamada imersión, sumerge o rodea al paciente con el estimulo que causa miedo.
La teoría detrás de esta terapia es que, sobreviviendo lo peor, los pacientes pueden superar el control que sus fobias tienen sobre ellos.Otro enfoque es terapia cognitiva, donde los pacientes aprenden a cambiar la manera de pensar que reenforza reacciones fóbicas.Aunque ayudan otros trastornos de ansiedad, los medicamentos no han comprobado ser tan efectivos en la recuperación de largo plazo de fobias simples o sociales. Los medicamentos antidepresivos han demostrado ayudar la prevención de ataques de pánico que son parte de la agorafobia. Libres de tener que aguantar la ansiedad anticipatoria de ataques de pánico, los pacientes pueden concentrarse en superar sus reacciones fóbicas cuando están solos en lugares públicos.
Causas
Aunque los investigadores científicos no saben exactamente las causas de las fobias, tienen algunas teorías acerca de los posibles orígenes psicológicos y biológicos de la enfermedad.Freud pensaba que los trastornos de la ansiedad, incluyendo las fobias, resultaban de conflictos inconscientes que se desarrollaban durante los primeros años de la niñez y que no se habían resuelto. Otras teorías psicológicas dicen que las personas han aprendido a temer objetos como resultado de experiencias anteriores directas o indirectas. Por ejemplo, una persona que tiene una fobia a perros podría haber sido seriamente mordido o podría haber visto a otra persona ser atacada por un perro. Esa experiencia y el miedo que causó luego se aplica a todos los perros.Las teorías biológicas están basadas en estudios de neurotransmisores, los cuales son las sustancias bioquímicas que permiten a las células de nervios en el cerebro comunicarse.
Los investigadores científicos teorizan que demasiados o muy pocos de esto neurotransmisores u otras sustancias químicas podrían provocar ansiedades o, a lo contrario, podrían frenar las reacciones del miedo del cuerpo. Por ejemplo, una sustancia química llamada lactato sódico, el cual se produce naturalmente durante el ejercicio, puede crear sentimientos de pánico en personas que sufren del trastorno de pánico. Otros investigadores científicos han estudiado la relación entre hormonas, cafeína y otras sustancias químicas en personas que sufren de problemas de ansiedad. Todavía otros estudios han encontrado que algunas personas con agorafobia también tienen una leve condición cardíaca llamada prolapsa de la válvula mitral, la cual puede causar palpitaciones del corazón que podrían provocar ataques de pánico.

miércoles, 25 de enero de 2017

FRACASO

Se conoce como fracaso a la falta de éxito o resultado adverso que una persona obtendrá como respuesta a alguna empresa, proyecto o trabajo que haya presentado ante otros y que claro no tuvo el resultado positivo que se esperaba.
Para una sociedad tan competitiva como la de hoy en día en la cual nos toca vivir, desarrollarnos y por que no también en algunos momentos, sobrevivir, el fracaso es uno de los grandes cucos a combatir y como suele suceder cuando esto último resulta imposible no quedará otra que la de aprender a convivir con el sin que sea la muerte de nadie y también aprender sobre el para en el futuro no volver a repetir los mismos errores.
El fracaso es un estado que afecta únicamente a los seres humanos, en tanto, aparejado y en estrecha relación con el fracaso se encuentra la desilusión y en casos más extremos, la depresión como consecuencia de este y de la cual hablábamos también  ya que la imposibilidad de conseguir la meta propuesta, indefectiblemente, llevará a muchas personas a experimentar estos estados.
En tanto, yo creo que casi a la par de grandes insultos como tarado, idiota, mogólico, hijo de… se encuentra el calificativo de fracasado. Como les decía recién, hoy en día, calificar a alguien de fracasado se termina convirtiendo en un estigma difícil de sobrellevar y aunque pueda sonar bastante drástico y terminante, a la mayoría de las personas se les hace muy cuesta arriba volver y sobreponerse de un fracaso.
Esto último más que nada yo creo que se da como consecuencia, que tanto en la escuela como en casa, no existe una formación o una visión positiva acerca de el, es decir, nosotros crecemos huyendo de el, cuando en realidad, capaz lo más aconsejable sería aprender más de el, experimentarlo, para que el día que nos toque vivirlo, no sea el fin del mundo, sino la inevitable consecuencia del crecimiento que implica que en varios pasos que demos alguna vez aparecerá un error del cual además de sufrirlo, que no está mal, aprenderemos.

FRUSTRACIÓN

La frustración es una típica respuesta emocional que manifestamos los seres humanos cuando se produce el fracaso de un deseo o esperanza, es decir, consiste en un sentimiento híper negativo y desagradable y que está en estrecha vinculación con las expectativas insatisfechas por no haber podido conseguir lo que se buscaba o quería.
En tanto, un fracaso implica la falta de éxito que tiene algo o la obtención de un resultado adverso, que obviamente no se esperaba.
Cabe destacarse que cuanto mayor es la voluntad que alguien tiene para que ese hecho o evento se produzca de manera satisfactoria mayor será la frustración si no se lo consigue.
La psicología es la disciplina que más ha abordado este tema y por ello concluye que se trata de un síndrome que puede presentar diferentes síntomas y que impacta de diversa manera en las personas y en relación al tipo de personalidad que el interesado presente.
Es importante destacar que en algunos casos la frustración puede desarrollar graves problemas psicológicos para quien la padece y normalmente es imprescindible que esa persona reciba contención familiar y de sus afectos y la asistencia de un profesional.
Los expertos en la materia distinguen varios tipos de procesos que implican frustración: frustración por barrera (se da cuando hay un obstáculo que impide lograr el fin deseado), frustración por incompatibilidad de dos objetivos positivos (hay una posibilidad de lograr dos fines pero ambos son incompatibles), frustración por conflicto evitación-evitación (prevalecen dos situaciones negativas que generan la huida), frustración por conflicto aproximación-aproximación (se genera por la indecisión que resulta de una situación que propone resultados positivos y negativos en la misma escala).
Ahora bien, existen tres comportamientos básicos frente a la huida: la respuesta agresiva, que es aquella que se caracteriza porque la persona que padece la frustración saca a relucir toda su ira y entonces golpea aquello que le causa la frustración.
Otra actitud habitual es la huida, es decir, la persona que padece la frustración decide huir para ponerle punto final a la frustración que padece.
Y finalmente se puede producir el mecanismo de sustitución para evitar la situación frustrante y que consiste en cambiar el objetivo por otro que provoque menos angustia, menos frustración.

FRAGILIDAD

La fragilidad está presente desde la cuna
La llegada de un recién nacido es la prueba manifiesta. Desde que nacemos somos frágiles, y seguimos siéndolo durante mucho más tiempo que cualquier otro ser vivo. «Necesitamos un sinfín de cuidados para poder vivir y desarrollarnos», somos los animales más vulnerables, a pesar de que nos empeñemos en modificar este dato con los avances de la ciencia y la tecnología. De forma inconsciente, convertirse en adulto se basa esencialmente en dejar atrás ese estado. Sin embargo, aunque nos hayamos convertido en jefes de Estado o en panaderos, sigue quedando en nosotros, debido a nuestra larga dependencia, cierta vulnerabilidad.
La fragilidad: una de las claves para poder relacionarse
«De nuestra fragilidad deriva nuestra capacidad para relacionarnos», si no fuéramos vulnerables, no podríamos desarrollar la capacidad de «hacer juntos». En efecto, toda la construcción de la sociedad humana descansa sobre esta capacidad de decir al otro: «ayúdame, hazlo conmigo, te voy a ayudar, enséñame». Por eso, mostrarnos vulnerables es positivo. «Para imaginarse juntos, hay que empezar por confesar una carencia y por reconocer que no somos autosuficientes»,y eso hay que hacerlo en muchos ámbitos, tanto en el amor como en el trabajo.
En cambio, creer que solo contamos con nosotros mismos y vivir en consecuencia da lugar a relaciones basadas en las luchas de poder, la competencia y los resultados. Pero basta que haya una catástrofe, aunque solo sea de tipo natural, para que manifestemos nuestra gran vulnerabilidad, y, por tanto, aparezca la solidaridad. «Desde que el recuerdo de que somos seres mortales nos viene a la mente, nos tratamos con más cuidado».
Por otro lado, la calidad de nuestras relaciones radica en el reconocimiento de que nuestras diferencias son zonas de fragilidad. «Cuando no sabemos quién es el otro, ya se trate de un hombre frente a una mujer, o de un empleado en huelga frente a su jefe, la única forma de entrar en contacto es aceptar esta zona de vulnerabilidad y desconocimiento para poder escuchar»,  «La fragilidad se convierte entonces en un pasaporte hacia un auténtico trabajo colectivo», tanto en el plano amoroso como social.
Lo normal es que se nos prohíba mostrarnos vulnerables desde la infancia. Cuando nos caemos, perdemos un pariente o una mascota, solemos negar las sensaciones y sentimientos que experimentamos. Para poder volver a mostrar que somos vulnerables debemos empezar por reconocerlo. Al llegar a la edad adulta, hay que reaprender a sentirse más frágil, es decir, menos preparado para asumir una ruptura amorosa o para enfrentarnos a un proceso de duelo o una enfermedad. Negar el impacto de ciertos acontecimientos puede hacer que perdamos fuerzas de forma duradera; mientras que el hecho de compartir va a crear un vínculo, e incluso a incitar a la otra persona a apoyarnos, y, por lo tanto, nos ayudará a recobrar las fuerzas.
Hoy en día es muy común buscar apoyo en el saber, en el adquirido en la escuela o la universidad, para protegernos de todos los sentimientos que nos hacen sentir vulnerables. No obstante, basta con aceptar la verdad para darse cuenta de que, al final, todos nos encontramos en la misma situación, con independencia de nuestra posición social... Confesarlo podría evitarnos un gran número de tensiones.
Una de las principales manifestaciones de una vulnerabilidad no reconocida es sin duda la depresión. Los médicos, al igual que el resto de personas que nos rodean, se empeñan en anularla, cuando lo que realmente hay que hacer es tomarla en consideración. «El deseo de curar la depresión, en lugar de acompañarla, impide que tenga lugar».Además, añade que cada metamorfosis que se opera en un ser vivo es una gran muestra de fragilidad, como los períodos de mudas en el caso de los animales. Por ende, la depresión puede descodificarse como si se tratara de una llamada; la de un ser frágil que solicita formar parte de otro mundo; la de la relación; la de la palabra; la de la unión; y la de ser reconocido por lo que uno es y no por lo que se cree que debería ser.
Ser sensible no es malo,  es una gran cualidad sin duda alguna, lo que ocurre normalmente es que las personas confunden la sensibilidad con debilidad o fragilidad. Al contrario de lo que puede parecer ser sensible no es ser frágil , las personas sensibles son receptivas a lo que ocurre en su entorno y los convierte en personas empáticas y mas abiertas a los sentimientos, la empatía levanta el espíritu tanto de quien la da como de quien la recibe . Una persona sensible es una persona que vive intensamente y comprende y acepta todo lo que ocurre en su alrededor. Ser sensible hace que la persona resulte encantadora, lo que aveces ocurre es que sea presa de personas tóxicas , manipuladoras o crueles. Ser sensible se puede confundir aveces con fragilidad emocional , pues entendemos que la persona es débil , el concepto es totalmente erróneo ya que la fragilidad emocional puede ser un síntoma de otros trastornos como puede ser ansiedad , depresión , ser frágil anímicamente se caracteriza por una incapacidad para gestionar emociones intensas y subidas y bajadas de ánimo , una incapacidad para controlar el llanto u otras manifestaciones emocionales. Las personas sensibles son seguros y prácticos y saben reírse de si mismos, sobre todo inspiran a otros a confiar en ellos.
Muchas veces no nos damos cuenta pero conocemos a muchas personas en nuestro entorno  que pasan desapercibidos pero que luchan por ocultar sus sentimientos y luchan para poder llevar una vida plena y no quieren que percibamos su fragilidad emocional , estas personas muchas veces tienen que luchar contra la incomprensión y el estigma de otras personas. Se suelen etiquetar a las personas emocionalmente , es una practica habitual , y sobre todo a las personas sensibles catalogándolas como personas débiles o frágiles emocionales esto lleva a un gran error ya que estas personas sensibles no tienen porque serlo. Nunca hay que dejar de ser sensible , hay que saber discriminar entre los dos terminos. También hay que saber afrontar los comentarios que muchas veces tienen que soportar las personas sensibles , ya que muchas veces provienen de personas que no entienden los conceptos entre sensibilidad y fragilidad .
Aquellos que son sensibles conocen la valentía de poder expresar sus sentimientos en público , son capaces de reconocer y comprender las emociones , esto hace poder hacer frente a los obstáculos internos y eso es precisamente lo que no haría una persona frágil o débil.
Ser sensible es un rasgo de la personalidad muy importante y es esencial que no se confunda en ningún momento con debilidad emocional . Todos hemos visto hasta el hombre mas rudo emocionarse por una caricia , una película , un niño sonriendo, un amanecer o simplemente unas palabras sencillas, esto nos tendría que hacer reflexionar y entender la importancia y el gran valor de ser sensible .
Creo sinceramente que evitaríamos muchos sufrimientos si las personas fuéramos mas empáticas , sensibles y compasivas, esta es la base de una sociedad sana , este es un rasgo importantísimo en las personas con un alto nivel de inteligencia emocional , saber comprenderse a si mismo es la vía para poder entender a los demás.
Nuestra fragilidad puede presentarse de varias maneras: desde tener el corazón en un puño a consecuencia de una pelea con una amiga, hasta perder la voz antes de una reunión importante, pasando por la sensación de estar hundido tras un duelo. Solemos tenerles miedo, sobre todo porque en nuestra sociedad cada vez hay menos espacio para ellas. No obstante, son necesarias. La vulnerabilidad nos permite estar en contacto con nuestros sentimientos y relacionarnos. ¿Hemos olvidado que en su momento no fuimos más que colosos con pies de barro?

FRENESI

Cuando se habla de la presencia, existencia de frenesí en alguien o en varias personas, se querrá referir la violenta perturbación del ánimo, un estado de excitación o bien de delirio furioso que los mismos manifiestan. El público lo aplaudió con frenesí cuando terminó su interpretación. No lo puedo evitar lo amo con frenesí.
Generalmente, al frenesí se lo asocia con un ímpetu que no se detendrá ante nada ni nadie, no hay obstáculos ni razones de peso que puedan detener a alguien que está experimentado este tipo de estado.
En tanto, la Psiquiatría, nos ofrece una explicación del frenesí, sus alcances y causas, diciendo que el mencionado estado se encuentra vinculado a un estado de confusión y de delirio provocado por la agitación. Laura prometió no verlo más, pero cuando él golpeó la puerta de su casa se rindió ante su seducción y se entregó al frenesí que él siempre le propone.
Por otra parte, al frenesí se lo vincula con el entusiasmo, ya sea producido por alguna buena noticia que colma de felicidad, o en su defecto por la ingesta de drogas. Hay algunas drogas y fármacos, tales como los ácidos y la marihuana, que pueden desembocar en estados de frenesí. Andrea se reía con un frenesí que el resto de los invitados a la fiesta no podíamos evitar contemplarla cada tanto.