La valoración personal es una de las grandes necesidades
humanas, no se trata del aspecto físico que tenemos, ni de cuánto llamamos la
atención por nuestro cuerpo, ropa o maquillaje en el caso de las mujeres, ni
tampoco de las pertenencias, ni del poder que ejercemos sobre otras personas o
territorios, se trata de una valoración personal por lo que somos, no por lo que
aparentamos ser o tener. Ya que todo lo que ven nuestros ojos superficialmente,
no es más que una vana ilusión, es como ver un cascarón adornado de distintas
maneras, pero si lo abrimos, encontraremos su verdadero contenido, que dista
mucho de lo que podría estar aparentando externamente.
El ego se encarga de cuidar la imagen que tenemos de
nosotros mismos, desde pequeños se ha ido formando según los conceptos que
otros han inculcado sobre nuestro valor personal, comenzando con lo que nuestra
propia familia señalaba, y posteriormente con lo que nuestras amistades
incorporaban. Así, el ego de un adulto es el resultado de las opiniones y
prejuicios de otros, hasta que hace conciencia de sí mismo más allá de las
apariencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario