jueves, 3 de noviembre de 2016

VENGANZA

La venganza es un acto afectivo que está motivado por la ira de quien se ha sentido humillado y quiere devolver el daño padecido de una forma consciente a través de un plan vengativo. La venganza es contraria al perdón de quien es capaz de disculpar un acto humano porque sabe que la venganza no trae nada bueno a largo plazo. La persona que se venga lejos de sentirse bien consigo misma después de un acto de este tipo, se siente peor. Porque la violencia solo genera violencia.
El elemento común en todos los procesos de venganza es que intentan generar un equilibrio en una relación que se percibe como injusta. Es decir, si se considera que la otra persona nos ha herido profundamente, pretendemos realizar un daño semejante en dirección opuesta que iguale la situación de ambos. Por lo tanto, los dos miembros de la pareja salen perdiendo. Cuando hablamos de venganza en la relación, entendemos que ésta es producto de experiencias no resueltas, de capítulos no cerrados y de emociones insuficientemente expresadas. Por ello la 'necesidad de venganza' es un indicador de algo más profundo. No se trata de huir ni de dejarse llevar por el deseo vengador, sino de entender por qué surge y que es lo que realmente buscamos".
Todo ser humano tiene un sentido de justicia más o menos subjetivo. Cuando interpretamos que se nos ha tratado injustamente nace en nosotros el impulso de luchar por nuestra dignidad, por lo que es un derecho. La justicia sana psicológicamente hablando. Por ello, en situaciones de conflicto de pareja, es fácil confundir justicia con venganza y esperar el mismo beneficio".
"Pero la experiencia en terapia de pareja nos demuestra que la venganza daña y deteriora en la mayoría de los casos", continúa. "Cuando hay deseos de venganza todavía queda en nosotros odio y rencor. De esta manera nuestros actos están enfocados al dolor, a la persona que nos lastimó y al pasado, creando una vinculación afectiva dañina".
La impulsividad que nos lleva a querer reparar los errores del otro por nuestra cuenta pocas veces resulta productiva. Aunque la venganza se proponga como meta principal hacer a la víctima consciente de una situación injusta a través de una acción que no pueda ignorar, las consecuencias de la misma son imprevisibles. "La venganza hacia la pareja suele volverse contra uno mismo sobre todo si aún se mantiene la relación. Cuando uno ha sido dañado por su compañero o compañera sentimental, lo que busca con la venganza va más allá de que el dolor que sentimos sea comprendido. Lo que realmente deseamos es que el daño sea reparado".
"Por eso la venganza es tan perjudicial como estrategia en la relación amorosa. Suele ser el comienzo de una espiral de dolor y rencor en incremento. Las consecuencias de la venganza pueden ir más allá de la comprensión del dolor, llega en muchos casos al punto de que se rompa la relación".
¿Pero qué ocurre cuando la relación ya ha concluido, y además, poseemos ciertos datos que pueden dañar profundamente a nuestra ex pareja?
Siempre podemos decidir". Así pues, antes de ponernos a cocinar ese plato frío que se dice que es la venganza, quizá convenga pensarlo dos veces. Aunque no sea ya sólo por respeto a la otra persona, sino por miedo a las consecuencias que nuestros actos puedan desencadenar.

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