La soledad es uno de los sentimientos, más comunes
que podemos atravesar los seres humanos en la vida y que se caracteriza por la
falta de un acompañamiento, que es lo que comúnmente genera que no nos sintamos
solos. Cuando sentimos soledad estamos solos, nos sentimos de esa manera.
El término soledad, entonces, refiere la carencia de
compañía que experimenta un individuo. Este aislamiento y falta de contacto con
otras personas puede deberse a diferentes cuestiones, por propia elección de la
persona porque se siente triste y no tiene ganas de vincularse con otros, o bien
por el contrario, porque le gusta y disfruta estando sin ningún tipo de
compañía; otras causas pueden ser una enfermedad altamente contagiosa, hábitos
sociales desviados, o la imposibilidad de encontrar alguien con quien compartir
su vida, en el caso que la soledad sea en materia de pareja, entre las más
comunes.
Cuando el período de tiempo de la soledad es relativamente
corto, generalmente, es apreciada o valorada por el resto del mundo como una
necesidad momentánea que tiene la persona en cuestión porque necesita
tranquilidad como consecuencia de alguna decisión importante que deberá tomar,
entonces, no puede ser distraído, por trabajo o simplemente por la necesidad de
privacidad que todos tenemos en algún momento de nuestras vidas. En tanto,
cuando la soledad se extiende casi, casi indefinidamente en el tiempo, tal
cuestión suele ser decodificada como una situación desagradable que le causará
serios perjuicios sociales a quien la manifiesta.
Porque debemos destacar a propósito de esto que el común de
la gente entiende y percibe a la soledad como una cuestión negativa y mala, si
bien como ya dijimos existen excepciones, normalmente, la gente se compadece y
lamenta cuando sabe que alguien está solo, que no vive con nadie, que no tiene
con quien compartir su vida sentimental.
Aunque algunos disfruten de su soledad y no les pese, hay
otros que le temen tremendamente y por eso se esfuerzan por no quedar solos en
la vida.
Ahora bien, la idea no es dejar de estar solos a cualquier
precio pero sí tratar de abrir nuevos canales de comunicación y de actividades
que nos permitan conocer gente, interactuar con ellos para de esta manera poder
generar nuevos lazos de amistad, de amor, que terminen con la soledad.
Como dijo alguna vez Dios no está bueno que el hombre esté
solo y creó a la mujer… y aunque suene a frase hecha es una cierta verdad… La
vida con compañías de las buenas, aquellos que nos quieren, nos aprecian, nos
contienen cuando estamos mal o nos aconsejan cuando estamos por cometer algún
error, siempre será mucho mejor que una vida sin eso, eso es una realidad, por
más que a veces esté bueno estar un rato, solos con nosotros mismos.
los monjes, no lo ven como algo negativo sino todo lo contrario,
consideran a la misma como una manera de iluminación espiritual.
La soledad puede distinguirse como soledad física y soledad
mental. La primera se pone en práctica cuando por alguna razón es necesario que
la persona se desconecte de todo tipo de distracción para así trabajar o meditar.
Algunos síntomas que ayudarán a reconocer si alguien
manifiesta una soledad de tipo impuesta son los siguientes: alucinaciones,
ansiedad, distorsión en la percepción del espacio y del tiempo.
Si bien no es una ley inquebrantable, los jóvenes suelen
adaptarse mucho más fácilmente a la soledad que la gente mayor.
También, el término es empleado para dar cuenta de aquellos
lugares desiertos o muy poco habitados. Nos gustó mucho pasear por las
soledades del bosque.
Y el otro de los usos del término, también muy extendido,
dice que la soledad es aquel estado de pesar y melancolía que experimenta una
persona tras la ausencia, pérdida o muerte de algún ser querido. Cuando alguien
cercano a nosotros fallece el sentimiento de soledad aflora y jamás
desaparecerá en relación a ese ser querido que ya nos acompañará jamás.
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