jueves, 22 de diciembre de 2016

ORGULLO

El orgullo es sin dudas uno de los conceptos más familiares con el que las personas nos encontramos en nuestras vidas porque se usa para denominar una característica de la personalidad de una persona, siendo éste el sentido negativo que se le atribuye a la palabra. Y por otra parte, nos encontramos con otro uso, asociado a lo positivo, como contrapartida del anterior.
Porque orgullo puede referir la autoestima, vanidad, exceso en cuanto a la estimación propia, que generalmente viene acompañada de una cuota alta de arrogancia que presenta una persona en su forma de ser. Este sentido del término es generalmente utilizado cuando se quiere referir a la característica de la personalidad o forma de ser de alguien.
Cuando una persona cree que siempre tiene razón y aunque efectivamente no la tenga en alguna cuestión o asunto, jamás lo reconocerá o admitirá a causa de justamente su orgullo. A la persona que actúa en este sentido se la denomina popularmente como orgullosa/o. Laura es tan orgullosa que nunca nos reconocerá que se equivocó cuando nos dio mal la dirección de encuentro.
Generalmente este sentido del término orgullo es relacionado con la soberbia y se lo utiliza por caso como sinónimo de esta palabra. Porque cuando hay orgullo hay soberbia también, creerse que uno siempre tiene la razón, que se es superior y mejor que el resto aunque claramente no se lo sea.
Es habitual por esto que hemos comentado que las personas orgullosas, que disponen del orgullo como característica saliente de su personalidad, no sean muy queridas por su entorno, y aún más en cierto punto se las desprecie y haga de lado porque resulta ciertamente difícil de tratar con ellas.
El orgullo en este sentido debe ser considerado y tratado si es posible porque como dijimos le puede traer a la persona muchísimos problemas de relacionamiento con sus pares.
Y por otra parte, el término orgullo suele ser empleado para dar cuenta de aquella satisfacción personal que se experimenta por la consecución de un logro propio o relativo a uno mismo, es decir, por ejemplo, el éxito de algún ser querido, y que por supuesto se considera muy valioso, ya sea porque se lo estuvo deseando o esperando desde hace tiempo o bien porque las circunstancias en las cuales se dio, o bien el valor que ostenta, resulta y hace que uno se sienta plenamente satisfecho por el mismo.
Entonces, la significación positiva o negativa del concepto estará determinada por la perspectiva filosófica que se tenga en cuenta. En un sentido general, el orgullo suele referirse a la valoración del Yo sobre los deseos y los logros de los otros.
Una de las tantas valoraciones negativas del término resultan del cristianismo que relaciona al orgullo con la persona vanidosa y prepotente que suele dejar a Dios de lado. Más aún, para profundizar y confirmar esta concepción absolutamente negativa que la doctrina católica le imprime al concepto vale destacar que para la Iglesia Católica, el orgullo, la soberbia, es uno de los siete pecados capitales que pueden afectar al hombre muy negativamente, en su relación con Dios por supuesto y también con sus hermanos de fe. Como vemos, la religión católica cuestiona y tiene una visión muy crítica del orgullo a punto tal de considerarlo como un pecado capital, un gran vicio, del cual el verdadero cristiano debe corregir  para poder estar en armonía con la moral cristiana.

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