La pereza es la negligencia, la falta de ganas o de
disposición a la hora de la realización de determinadas tareas, actividades,
acciones o movimientos. La pereza en este sentido es normalmente asociada con
conceptos como ser: holgazanería, flojera, haraganería, entre otros.
Tradicionalmente, a las personas que se niegan a hacer
alguna actividad, que sí o sí deberían llevar a cabo, porque las circunstancias
se los exigen, tal es caso por ejemplo de negarse a trabajar, se las designa
popularmente como vagos. Las razones por las cuales un individuo se niega a la
realización de una actividad como la señalada de trabajar, puede deberse a
múltiples circunstancias: mala alimentación, enfermedad o simplemente porque
consideran que la actividad en cuestión no les reporta un beneficio;
especialmente en este último caso podemos encuadrar a la pereza.
Entre las causas más comunes por las que las personas no se
implican en un trabajo o actividad, cuando no median enfermedades o mala
alimentación, se cuentan las siguientes: ausencia de beneficio en relación al
esfuerzo invertido, falta de reconocimiento en el trabajo que se realiza, falta
de preparación para llevar a cabo una tarea, ausencia de motivación, rutina
laboral, no reconocimiento de los talentos, tarea desagradable que causa algún
trastorno físico o mental, dolores de cabeza, de espalda, entre otros.
Otro uso recurrente de la palabra pereza refiere el descuido
o la tardanza en las acciones.
Mientras tanto, a instancias de la Religión Cristiana, la
pereza está considerada como uno de los siete pecados capitales junto con la
gula, la lujuria, la envidia, la ira, la soberbia y la avaricia. La doctrina católica
entiende a la pereza como una tristeza de ánimo que aparta a los creyentes de
las obligaciones espirituales como consecuencia de los obstáculos que las
mismas presentan. Cabe destacar que se llama obligaciones espirituales a todo
aquello prescripto por Dios para el logro de la vida eterna prometida.
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