La motivación es uno de los sentimientos más vitales que
existen porque nos aportan una gran energía. Este sentimiento surge como consecuencia
de un alto grado de implicación en la consecución de una meta que nos estimula
de verdad. Generalmente, por pura ley natural, tendemos a sentirnos más
motivados en el inicio de un nuevo proyecto que cuando llevamos un tiempo
embarcados en esa aventura.
Por ejemplo, la mayoría de los profesionales se sienten muy
implicados durante las primeras semanas en un nuevo trabajo mientras que, con
el paso de los meses, su nivel de implicación puede descender si no reciben la
motivación extrínseca adecuada por parte del jefe.
La motivación es un motor interno que conecta mente y
voluntad en la consecución de un plan de acción que conecta con un fin que la
persona visualiza de un modo frecuente para reafirmarse a sí misma en la
importancia de llevar a cabo ese esfuerzo necesario.
La motivación puede ser de distinto tipo. La motivación
extrínseca es aquella que está producida por un factor externo a nosotros
mismos. Por ejemplo, en el contexto laboral, las felicitaciones que el jefe
realiza a su equipo por haber hecho un buen trabajo, ejemplifican a la
perfección este tipo de refuerzo externo que ayuda a que los profesionales se
sientan más valorados y se implican todavía más en el cumplimiento de sus
funciones. Otra forma de motivación externa es el recurso del premio que es una
forma de compensación.
Las circunstancias favorables de la vida también alimentan
nuestra motivación puesto que en este tipo de casos, nos sentimos protegidos y
cuidados por el destino, como si todo estuviese de nuestra parte para lograr
esa meta que anhelamos.
Por el contrario, la motivación también puede ser
intrínseca. Es decir, nace del interior de uno mismo. Sin duda, esta actitud es
muy importante ya que mientras que la motivación externa no depende ti mismo,
por el contrario, automotivarte a través de determinadas medidas, sí depende de
ti.
Como signo de inteligencia emocional para ser feliz no debes
responsabilizarte de aquello que no está en tus manos decidir (esto es lo que
ocurre cuando muchas personas se frustran y se desmotivan porque quedan a la
espera del reconocimiento ajeno).
También podemos alimentar nuestra motivación a través de un
proceso de coaching en el que el cliente concreta cuál es su objetivo,
establece un plan de acción personalizado y aumenta su nivel de introspección
para conocer cuáles son sus fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas
en la consecución de ese reto.
La motivación está vinculada con el pensamiento positivo, la
visión esperanzada del futuro, la alegría y las ganas de avanzar. Por el
contrario, la desmotivación viene acompañada por el tedio, la frustración, el
pensamiento negativo y la visión gris del mañana.
La motivación adquiere sentido en cualquier ámbito de la
vida, no solo en el plano profesional o en los estudios sino también, en el
plano personal. Por ejemplo, cuando una persona se enamora y es correspondida
se siente mucho más motivada para cuidar esa relación que cuando sufre una
crisis de pareja. Cuando estamos alegres y contentos también nos sentimos mucho
más implicados en nuestra propia historia que cuando atravesamos un capítulo de
tristeza y dolor.
Conviene puntualizar que en aquellos propósitos que son
lejanos en el tiempo, es normal experimentar etapas de un mayor nivel de
implicación que se intercalan con fases de posible desmotivación y apatía al
observar desde la lejanía esa meta. Cuando algo se hace esperar tanto tiempo,
el sujeto experimenta dudas sobre si podrá alcanzar o no esa meta e incluso,
llega a plantearse si merece la pena o no tanto trabajo.
Este tipo de sentimientos contradictorios son propios del
diálogo interior de una persona que vivencia el esfuerzo y no observa de modo
inmediato los resultados a su constancia. En este tipo de casos, la
desmotivación puede ser fruto del cansancio. Por tanto, en muchos casos,
descansar es la mejor medida para recuperar la motivación y observar nuevamente
la situación con una perspectiva constructiva. Para que exista motivación es
necesario que haya un objetivo que conecta con tu corazón al aportar luz a tu
vida (aunque sea de una forma breve).
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