El de obstinación es un estado de ánimo muy habitual entre
los seres humanos que se caracteriza por la terquedad y la tozudez a la hora de
la ejecución de alguna acción o actividad, o bien para comprender y entender
determinadas cuestiones o puntos de vista que difieren con las propias.
Cuando un individuo se mantiene férreamente en una idea y se
empeña en que algo debe hacerse de la manera que él propone y no de otra, aún a
expensas de conocer que existen pruebas que demuestran que de accionar de ese
modo se estará incurriendo en un error, estaremos ante un claro escenario de
obstinación.
Ni siquiera el ruego o la demostración a través de
argumentos que está cayendo en una equivocación lo harán modificar su postura,
porque básicamente quien se muestra de este modo es un caprichoso y el
capricho, por caso, lo dominará por completo y no accederá de ningún modo a
pensar diferente a lo que lo hace.
En tanto, al individuo que se muestra de este modo se lo
denomina formalmente como obstinado y será muy difícil de vencerlo en el
propósito que persiga o la idea que defienda.
Ahora bien, cabe destacarse que no únicamente en sentido
negativo puede emplearse la palabra, también la obstinación puede presentar una
motivación positiva, es decir, aquella persona que brega incansablemente por
los objetivos y metas que se ha propuesto en la vida y entonces más allá de los
obstáculos y los inconvenientes que pueda surgirle en ese camino, la
obstinación que lo domina, hará que no flaquee en ese sentido.
Existen una variedad de sinónimos para los sentidos del
término mencionados líneas arriba, mientras tanto, el de terquedad y el de
insistencia son los más empleados, respectivamente.
El concepto opuesto al de obstinación es el de transigencia,
que refiere justamente lo contrario, la capacidad para aceptar las opiniones
diferentes a las nuestras.
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